El sentir ciudadano se conjuga
¿De qué acciones y obras informarán los alcaldes?
La obra estatal y federal es la única que se realiza; la municipal brilla por su ausencia
Por BARTOLO JIMÉNEZ MÉNDEZ
La fecha para informar a la ciudadanía sobre el monto de las realizaciones en un año se está acercando para diciembre, y la gran esperanza de los alcaldes consiste en que el clima de incertidumbre que predomina en el ambiente a causa de los estragos causados por las inundaciones desvíen la atención de los grandes sectores sociales sobre el tema que ocupa el primer lugar en jerarquía.
Lo mismo ocurrió el año pasado, por esa razón el asunto de los informes rendidos por los alcaldes pasó desapercibido para los habitantes de cada municipalidad, que sólo estaban atentos a la información que se proporcionaba desde la capital del estado y que había concentrado la atención del país y de muchas partes del mundo que enviaban ayuda económica y toda clase de apoyo, como una muestra de la solidaridad internacional expresada en acciones espontáneas.
El asunto del primer año de ejercicio de las administraciones municipales pasó inadvertido. Los alcaldes de manera olímpica soslayaron esa responsabilidad y se unieron deliberadamente al coro generalizado del apoyo a los damnificados, mismo que se realizó más de palabra, de manera moral, que de acciones, ya que los afectados conservaron la confianza en la estructura de ayuda montada por el gobierno estatal encabezado por el químico Andrés Granier, quien ue materializó la promesa de movilización en toda la geografía estatal, en tanto los alcaldes encontraron favorable la ocasión para publicitarse y tomarse la foto, acompañados de su séquito de colaboradores que, por cierto, se sabe con certeza que embodegaron arteramente ayuda en enseres domésticos para utilizarla en los tiempos electorales y hacer proselitismo político.
La obra que se realiza en los municipios es de etiqueta estatal y federal, aquellas otras de ejecución municipal, que tendrían el objetivo del empleo de mano de obra y el consumo de materiales para construcción, prácticamente no existe. Por eso, la enorme preocupación que tienen los alcaldes que, si acaso le dan lectura a algún documento en diciembre, será de partidas del puro gasto corriente sobre informes amplios del registro civil, bacheo, partes policiacos, servicio de limpia, mercados y pintura en algunas oficinas municipales, debido a que el renglón de educación y cultura lo absorben la SEP y el Instituto de Cultura de Tabasco.
Así pues, las cosas que les ocupan son la vigilancia del rastro público y otras minucias, ya que la SAOP y SAPAET ejecutan la mayoría de las obras. Ah, pero eso sí: los regidores y directores viven en constante labor de ejecución y supervisión de obras públicas y jamás se encuentran en sus oficinas debido a que tienen una agenda atiborrada de reuniones, gestiones, acuerdos y una serie de argumentos que esgrimen a los ciudadanos para decir que se encuentran muy ocupados, y la gente se pregunta: ¿cuáles obras? Ninguna, pero es la formalidad para decir no y ausentarse para ocuparse de asuntos personales.
Pronto se olvidaron aquellas promesas de puertas abiertas y atención ciudadana en todas partes sin menoscabo de tiempo, pero la realidad hace el contraste y muestra el verdadero rostro de la promesa demagógica, que es la que conocen los ciudadanos. En caso de que se invite al informe, será a los más cercanos y familiares que forman parte de la nómina que cobra en el Ayuntamiento, pues los otros, para estas alturas, ya reniegan de aquellas promesas de gobierno que hasta el momento han delegado toda la responsabilidad en la actividad del gobernador y de los titulares de las dependencias estatales.
Sin lugar a dudas, el dirigente carismático que tiene Tabasco es Andrés Granier; por esa causa, todas las críticas y cuestionamientos se encuentran dirigidos hacia su persona, esperando que después de tratar de realizar una propaganda sistemática en su contra bajará banderas y se debilitará lo que hasta este momento afortunadamente no ha ocurrido, no obstante la abulia y negligencia de las otras esferas de gobierno como los presidentes municipales priistas, que a estas alturas no tienen nada que informar por dedicarse a intrascendencias que al cabo de dos años no se materializaron en una obra de consolidación. Por eso, su autoridad moral se encuentra relajada entre los ciudadanos.
Y en lo que cabe a los de extracción perredista, las administraciones se han convertido en verdaderos clubes de amigos incondicionales, pues los recursos destinados para patrocinar el desarrollo municipal se han utilizado para apoyar las actividades de movilización de caravanas en adhesión al Frente Amplio Progresista y para la formación de facciones políticas internas en contra de sus propios correligionarios, a como sucede en Cárdenas, Jalpa de Méndez, Nacajuca, Huimanguillo y, por lo regular, en todos los segmentos partidistas negriamarillos, que ahora más que nunca están divididos hasta la médula.
En el PRI no tocan mal las rancheras, debido a que la intolerante de Gina Trujillo se encuentra susceptible a la regresión política y a la práctica de los viejos vicios de la imposición; esto ha provocado verdaderos conflictos que redundan en la división de la militancia y hasta da la firme impresión que, más que fortalecer el gobierno del Químico, quieren debilitarlo a costa de lo que sea para buscar el apoyo de la corriente madracista y andradista para salvar el gobierno.
Ojalá que el pretexto que utilicen los alcaldes para justificar la ausencia de obra pública municipal no sea la que hizo famosa Homero “El Chato” Pedrero en Centla, quien cuando le preguntaban sobre su obra respondía con el más enjundioso e histriónico de los dramatismos: “Toda se la llevó el Brenda”.
Debido a la ausencia material de la obra, el argumento lógico que utilizará la mayoría de los alcaldes será que las inundaciones y las contingencias no los dejaron trabajar y que los recursos para el desarrollo social y productivo fue utilizado para el obsequio de despensas, láminas, combustible, juguetes, ropas y artículos domésticos a todos aquellos que han requerido ayuda, cuando sabemos que ésta proviene de los recursos que aporta el estado y la Federación, en la inteligencia que los ayuntamientos manifiestas que sus recursos ya se encuentran debidamente etiquetados.
Lo que no pudieron hacer en dos años no lo harán en el último, que es el considerado el de “Hidalgo” cuando, hasta donde se sabe, los grupos andan haciendo proselitismo político y la justificación cínica de los primeros regidores es aquella de “Ttdo lo que había que hacer ya lo hicimos y si no se pudo más fue porque nos tocó una etapa difícil de crecientes e inundaciones”.
Parece que lo estamos escuchando y para que la gente no los cuestione se hacen invisibles, desaparecen para no tener que dar explicaciones. Lo malo de todo esto es que los recursos de las arcas municipales los emplean para ampliar el radio de sus relaciones públicas y promover su persona para ocupar otras responsabilidades, cuando el sello principal que les identificara ante la comunidad debía ser la obra que tenían como responsabilidad.
Pero ¿de qué van a informar si todo el trienio se les fue en pura llamarada de petate y al final nada de nada? ¿De qué podrán presumir en su informe?, ¿de honestos y honrados? Eso no se lo van a creer ni ellos mismos.
Pero vamos a esperar a diciembre para ver con qué novedad nos salen. Cuando menos, Chico Santo de Paraíso y el del Centro, Evaristo Hernández, hacen sentir su presencia, promueven, hacen gestión, hacen bulla, pero hay otros que ni eso.
¿De qué acciones y obras informarán los alcaldes?
La obra estatal y federal es la única que se realiza; la municipal brilla por su ausencia
Por BARTOLO JIMÉNEZ MÉNDEZ
La fecha para informar a la ciudadanía sobre el monto de las realizaciones en un año se está acercando para diciembre, y la gran esperanza de los alcaldes consiste en que el clima de incertidumbre que predomina en el ambiente a causa de los estragos causados por las inundaciones desvíen la atención de los grandes sectores sociales sobre el tema que ocupa el primer lugar en jerarquía.
Lo mismo ocurrió el año pasado, por esa razón el asunto de los informes rendidos por los alcaldes pasó desapercibido para los habitantes de cada municipalidad, que sólo estaban atentos a la información que se proporcionaba desde la capital del estado y que había concentrado la atención del país y de muchas partes del mundo que enviaban ayuda económica y toda clase de apoyo, como una muestra de la solidaridad internacional expresada en acciones espontáneas.
El asunto del primer año de ejercicio de las administraciones municipales pasó inadvertido. Los alcaldes de manera olímpica soslayaron esa responsabilidad y se unieron deliberadamente al coro generalizado del apoyo a los damnificados, mismo que se realizó más de palabra, de manera moral, que de acciones, ya que los afectados conservaron la confianza en la estructura de ayuda montada por el gobierno estatal encabezado por el químico Andrés Granier, quien ue materializó la promesa de movilización en toda la geografía estatal, en tanto los alcaldes encontraron favorable la ocasión para publicitarse y tomarse la foto, acompañados de su séquito de colaboradores que, por cierto, se sabe con certeza que embodegaron arteramente ayuda en enseres domésticos para utilizarla en los tiempos electorales y hacer proselitismo político.
La obra que se realiza en los municipios es de etiqueta estatal y federal, aquellas otras de ejecución municipal, que tendrían el objetivo del empleo de mano de obra y el consumo de materiales para construcción, prácticamente no existe. Por eso, la enorme preocupación que tienen los alcaldes que, si acaso le dan lectura a algún documento en diciembre, será de partidas del puro gasto corriente sobre informes amplios del registro civil, bacheo, partes policiacos, servicio de limpia, mercados y pintura en algunas oficinas municipales, debido a que el renglón de educación y cultura lo absorben la SEP y el Instituto de Cultura de Tabasco.
Así pues, las cosas que les ocupan son la vigilancia del rastro público y otras minucias, ya que la SAOP y SAPAET ejecutan la mayoría de las obras. Ah, pero eso sí: los regidores y directores viven en constante labor de ejecución y supervisión de obras públicas y jamás se encuentran en sus oficinas debido a que tienen una agenda atiborrada de reuniones, gestiones, acuerdos y una serie de argumentos que esgrimen a los ciudadanos para decir que se encuentran muy ocupados, y la gente se pregunta: ¿cuáles obras? Ninguna, pero es la formalidad para decir no y ausentarse para ocuparse de asuntos personales.
Pronto se olvidaron aquellas promesas de puertas abiertas y atención ciudadana en todas partes sin menoscabo de tiempo, pero la realidad hace el contraste y muestra el verdadero rostro de la promesa demagógica, que es la que conocen los ciudadanos. En caso de que se invite al informe, será a los más cercanos y familiares que forman parte de la nómina que cobra en el Ayuntamiento, pues los otros, para estas alturas, ya reniegan de aquellas promesas de gobierno que hasta el momento han delegado toda la responsabilidad en la actividad del gobernador y de los titulares de las dependencias estatales.
Sin lugar a dudas, el dirigente carismático que tiene Tabasco es Andrés Granier; por esa causa, todas las críticas y cuestionamientos se encuentran dirigidos hacia su persona, esperando que después de tratar de realizar una propaganda sistemática en su contra bajará banderas y se debilitará lo que hasta este momento afortunadamente no ha ocurrido, no obstante la abulia y negligencia de las otras esferas de gobierno como los presidentes municipales priistas, que a estas alturas no tienen nada que informar por dedicarse a intrascendencias que al cabo de dos años no se materializaron en una obra de consolidación. Por eso, su autoridad moral se encuentra relajada entre los ciudadanos.
Y en lo que cabe a los de extracción perredista, las administraciones se han convertido en verdaderos clubes de amigos incondicionales, pues los recursos destinados para patrocinar el desarrollo municipal se han utilizado para apoyar las actividades de movilización de caravanas en adhesión al Frente Amplio Progresista y para la formación de facciones políticas internas en contra de sus propios correligionarios, a como sucede en Cárdenas, Jalpa de Méndez, Nacajuca, Huimanguillo y, por lo regular, en todos los segmentos partidistas negriamarillos, que ahora más que nunca están divididos hasta la médula.
En el PRI no tocan mal las rancheras, debido a que la intolerante de Gina Trujillo se encuentra susceptible a la regresión política y a la práctica de los viejos vicios de la imposición; esto ha provocado verdaderos conflictos que redundan en la división de la militancia y hasta da la firme impresión que, más que fortalecer el gobierno del Químico, quieren debilitarlo a costa de lo que sea para buscar el apoyo de la corriente madracista y andradista para salvar el gobierno.
Ojalá que el pretexto que utilicen los alcaldes para justificar la ausencia de obra pública municipal no sea la que hizo famosa Homero “El Chato” Pedrero en Centla, quien cuando le preguntaban sobre su obra respondía con el más enjundioso e histriónico de los dramatismos: “Toda se la llevó el Brenda”.
Debido a la ausencia material de la obra, el argumento lógico que utilizará la mayoría de los alcaldes será que las inundaciones y las contingencias no los dejaron trabajar y que los recursos para el desarrollo social y productivo fue utilizado para el obsequio de despensas, láminas, combustible, juguetes, ropas y artículos domésticos a todos aquellos que han requerido ayuda, cuando sabemos que ésta proviene de los recursos que aporta el estado y la Federación, en la inteligencia que los ayuntamientos manifiestas que sus recursos ya se encuentran debidamente etiquetados.
Lo que no pudieron hacer en dos años no lo harán en el último, que es el considerado el de “Hidalgo” cuando, hasta donde se sabe, los grupos andan haciendo proselitismo político y la justificación cínica de los primeros regidores es aquella de “Ttdo lo que había que hacer ya lo hicimos y si no se pudo más fue porque nos tocó una etapa difícil de crecientes e inundaciones”.
Parece que lo estamos escuchando y para que la gente no los cuestione se hacen invisibles, desaparecen para no tener que dar explicaciones. Lo malo de todo esto es que los recursos de las arcas municipales los emplean para ampliar el radio de sus relaciones públicas y promover su persona para ocupar otras responsabilidades, cuando el sello principal que les identificara ante la comunidad debía ser la obra que tenían como responsabilidad.
Pero ¿de qué van a informar si todo el trienio se les fue en pura llamarada de petate y al final nada de nada? ¿De qué podrán presumir en su informe?, ¿de honestos y honrados? Eso no se lo van a creer ni ellos mismos.
Pero vamos a esperar a diciembre para ver con qué novedad nos salen. Cuando menos, Chico Santo de Paraíso y el del Centro, Evaristo Hernández, hacen sentir su presencia, promueven, hacen gestión, hacen bulla, pero hay otros que ni eso.
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