Luis Antonio Vidal@vidal_38
Como ritual de vergonzosa salvación, por estas fechas ex presidentes municipales negocian con afanoso ímpetu las cuentas públicas de su último año como administradores del erario.
Ahí andan pululando por el OSFE y la Cámara de Diputados quienes a la luz de todos se clavaron dinero ajeno.
Tocan las piernas a los auditores, fiscales y diputados quienes, querendones, se dejan acariciar lo más íntimo de su ya dudosa reputación.
Es cuento de nunca acabar. Pasa lo mismo si son PRI, PRD o PAN. La impunidad se compra a golpe de billetes.
Hace tiempo – y mucho- a los alcaldes se les sometía, se les desaforaba y condenaba a juicio penal, al deshonor del apellido y al perpetuo veto para ejercer política.
Ahora no. A nadie se le pone freno. Desvían recursos, derrochan presupuesto, se convierten en nuevos ricos, empobrecen al pueblo, se burlan de la ley. Hacen del ayuntamiento una hacienda. Acaban su encargo y luego se defienden como gatos boca arriba, al fin y al cabo ya tienen dinero para abogados, amparos y más.
Ya aprendieron el camino del descaro, romper el cochinito para comprar su certificado de honradez extendido por el poder que ostentan.
Es lo de siempre. Los saqueadores pellizcan una parte del botín para gozar de una libertad inmerecida, aunque en sus municipios se sepa, hasta la saciedad y con evidencia ruin, que de entrar con una mano atrás y otra adelante pasaron a disfrutar la dolce vita de lujuriosos lujos
Ah, pero el libro del protocolo exige pasar también el filtro político de la fracción del PRD ahora poderosa dueña del mango y el sartén. Y moverán las velas de su barco según los vientos de su conveniencia.
Del dinero robado ni quien se acuerde. Iluso exigir su reintegro al erario.
¿Y el pueblo? Que se siga muriendo de hambre, total, la política es un negocio.
Pensar que eso ocurre ahora mismo con muchos alcaldes y funcionarios de otros niveles, mientras quienes pueden cambiar la historia voltean hacia otro lado.
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El Chaparrito de las paletas michoacanas en Teapa
Eugenio Aguilar Hernández
¿Recuerda usted los deliciosos productos helados que LA FLOR DE MICHOACAN comenzó a vender a fines de los 70’s en Teapa? Pues el señor chaparrito de ojos chinos que ahora vemos vendiendo panuchos y salbutes, en un local frente a la Parroquia de Teapa, fue quien durante 15 años los preparaba: Paletas y helados de frutas diversas, de agua y de leche, además de aguas frescas, todo con productos naturales, no como regularmente sucede ahora que son hechos de concentrados. TRIBUNA DE TABASCO LES PRESENTA ESTE PERSONAJE DE TEAPA.
Hidalguense de origen, de 68 años de edad, don Filomeno Sepulveda Hernández nos comenta que en su juventud emigró a la Ciudad de México en busca de una oportunidad de trabajo. Fue ahí donde conoció a un señor a quien solo conoce como DON Alfonso, quien es –hasta donde sabía- el dueño de esta cadena en todo el país. Después de trabajar por un tiempo con él en la capital, me mandaron a inaugurar una sucursal en Villahermosa en el centro, antes que este fuera acondicionado como la Zona Remodelada, y después me encargaron la tarea de abrir la nueva sucursal en Teapa; de esto último ya tiene alrededor de 40 años, nos dice.
Actualmente nuestro entrevistado ya no elabora aquellos productos artesanales, sino que en el local que ahora renta en Gregorio Méndez 103, pegadito a donde estuvo la peletería al principio, tiene un negocio donde vende fritangas al cual puso por nombre Antojitos la Michoacana, como para no perderse tanto de la mente de la clientela. Sin embargo, pese al drástico giro comercial que tuvo que afrontar y que no le reditúa como en la peletería, nos asegura orgulloso que es el único locatario que como tal ha logrado sobrevivir de los que originalmente estaban por el rumbo de esa banqueta: la citada Farmacia del Pueblo, la panadería del señor Velázquez, el restaurantito del finado Román Calzada, el restaurant-antro Piragua, el Cine Hilda, el negocio del también finado licenciado Álvarez (TOÑICO), entre otros. “Aquí seguimos al pie del cañón” reitera con voz pausada y con la mirada hacia el infinito, como evocando imágenes, imaginando cuando fabricaba las paletas ya hace 25 años.
“Estuve cerca de 15 años trabajándole aquí en Teapa a DON Alfonso hasta que decidió vender varias, no sé cuantas, de sus sucursales a sus mismos empleados; entonces tuve la oportunidad de comprar esta yo mismo pero me agarro de sorpresa y debía yo dinero –agrega. El caso es que solo me quedé con unos enfriadores pero la verdad me faltó un apoyo económico y por lo mismo tuve que cambiar de giro para poder seguir trabajando y sacar adelante a mi familia, ya actualmente solo tengo a mis esposa y mis hijos están grandes”.
En realidad don Filomeno es un hombre poco elocuente y de porte sencillo; su rostro denota ya el cansancio que imprime el tiempo a su paso, pero al llegar a este punto de la entrevista sus ojos de pronto como que se avivan al subrayar que nunca encontró ayuda de las autoridades, algún respaldo para hacerse de su peletería, ni siquiera para mejorar el negocio que actualmente tiene. “Hablan mucho, prometen, dicen, pero cuando va uno al Palacio (Municipal) o a donde tenga que ir le hacen dar vueltas a uno nada mas pero no pasa nada”, abunda con voz un poco mas audible de lo que acostumbra.
A pesar de todo lo anterior, el ahora vendedor de panuchos, salbutes y empanadas asegura que el punto de venta ya no es tan bueno como hace años, porque el centro económico de la ciudad como que se movió por el rumbo del Mercado Municipal, donde además se establecieron empresas grandes como Coppel y Chedraui, lo que hizo que la potencial clientela migrara hacia aquel rumbo y esa es una de las razones principales por las que el Centro ya se ve un poco mas vacio que antes. Aparte, agregó, toda la chamacada de la secundaria Adelor antes pasaba también por aquí, los que tenían que ir a la estación o al multi, pero ahora se pueden ir por el boulevard porque les queda más cerca.
“Por eso es que pienso que así estoy bien. Ya tengo 25 años vendiendo comida y con el rentón de 5 mil mensuales y la luz de 500 que me llega es más que suficiente. A la peletería, administrada por mi amigo Artemio EL RECIBOTE DE LA COMISION DE ELECTRICIDAD le llega en un promedio de seis mil pesos, es una barbaridad parece que en vez de apoyar a uno el Gobierno nada mas quiere que trabajemos para él”, finaliza el entrevistado al tiempo que sentencia: “No sé en qué va a parar todo esto”.