TRIBUNA DE TABASCO

Andrés Manuel, mercader de la
política: Gonzalo Beltrán Calzada
El ex suegro del aspirante presidencial cuestiona su método para adquirir popularidad, vendiéndole “espejitos” a las masas.

Por; Ernesto Sanabria Aguilar
Ajeno a polémicas insustanciales, pero sensible a los problemas que aquejan a nuestra sociedad, el licenciado Gonzalo Beltrán Calzada es de esos ciudadanos teapanecos que mantienen en alto el sentido de la honorabilidad y ejerce con plenitud su derecho a expresarse sin menoscabo de la objetividad.
Acucioso colaborador de TRIBUNA, ha utilizado este espacio lo mismo para denunciar al político corrupto que para reconocer al servidor público honesto; sus COMENTARIOS, si bien carecen de la retórica envolvente y preciosista, están llenos de agudeza, de crítica constructiva y sabiduría popular. Ponen, sí, el dedo en la llaga, pero llevan consigo el bálsamo de la verdad y la buena fe.
Gonzalo Beltrán Calzada es ampliamente conocido en Teapa, goza de un enorme prestigio que ya muchos quisieran, y pese a que ha estado expuesto a las mieles del poder ha sabido mantenerse sordo al canto de las sirenas. Prefiere mantenerse al margen de la cosa pública para no contaminarse.
Como es del conocimiento público, fue suegro del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien desde 1979 estuvo casado con su hija Rocío Beltrán Medina, fallecida en 2003 cuando su esposo era jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Fue la propia Rocío quien influyó grandemente en el incipiente político, entonces catedrático de la UJAT, impulsándolo a participar en el gobierno y posteriormente a dejar las filas del Partido Revolucionario Institucional para abrazar la lucha social en las filas del Frente Democrático Nacional, que a la postre daría nacimiento al Partido de la Revolución Democrática.
De política a politiquería
El licenciado Gonzalo Beltrán siempre ha mantenido una estrecha relación afectiva con Andrés Manuel, inclusive después de la muerte de doña Rocío. En asuntos políticos, sin embargo, construyó una sana y distante relación que lo han mantenido ajeno de pasiones partidistas, lo que le ha permitido conservar su independencia ideológica, sin el fanatismo que caracteriza a los seguidores del político tabasqueño.
Y es precisamente esa libertad lo que le permite cuestionar ahora el proceder de López Obrador, a quien critica que busque el respaldo político entre las masas, enarbolando una bandera “democrática” que desde hace mucho tiempo está sucia y raída.
En otras palabras, Beltrán Calzada “regaña” a su ex yerno por andar vendiendo “espejitos” a las clases populares, ensuciando la política para convertirla en politiquería, al igual que tantos personajes que ambicionan el poder y cuando lo obtienen no saben qué hacer con él.
Y va más allá, al asegurar que “esos pueblos marginados donde usted ha andado” carecen de la frialdad de la razón; es decir, que son simples borregos que sólo obedecen la voz de su pastor pero no tienen criterio ni capacidad para discernir, mucho menos para elegir a sus gobernantes y para saber cuál candidato es mejor que otro, o dicho más apegado a la realidad: cuál es el menos peor.
Por otra parte, el licenciado Gonzalo Beltrán recrimina a Andrés Manuel su actitud mesiánica, su postura de que “yo y nadie más que yo tiene la razón”, porque ni oye ni escucha otros razonamientos que sean contrarios a su modo de pensar o de actuar.
Finalmente, para que el aspirante presidencial se mire en el espejo, le sugiere leer dos obras: “La Psicología de las masas”, del pensador francés Gustavo Le Bon, de la que se sirvieron líderes genocidas como Lenin, Mussolini, Hitler, Franco, Perón y Castro, grandes manipuladores de las masas; y “La conquista de Bizancio”, del sueco Stefan Zweig, que tiene una cruda enseñanza: la soberbia de un imperio lo hace vulnerable al enemigo más débil.
Con suma humildad, Gonzalo Beltrán Calzada le da una reprimenda al mesías y remata con una sentencia: “ejercer la libertad no significa decirle a la gente lo que quiere oír… usted ni oye ni escucha”.