Por: Bartolo Jiménez Méndez.
Los tabasqueños y la gente de la sierra, se pregunta del significado real de las fiestas y celebraciones del Bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución y la verdad, no existe ninguna conclusión que merezca el concurso de toda la comunidad mexicana para saber de los motivos de la gesta que incluye una serie de factores y donde la palabra traición, ocupa un lugar preponderante y no estableceré ninguna dicotomía ni tesis al respecto, solo que el costo de la misma se pagó con la sangre de los conspiradores Hidalgo, Aldama, Jiménez, Morelos, Guerrero, fueron las víctimas, las primeras víctimas de un ideal hermoso que se consagró en el abrazo de Acatempan, cuando Iturbide engaña a Guerrero para consumar la independencia y de inmediato se hace llamar Alteza serenísima, la traición y muerte de Don Vicente Guerrero, es inmediata cuando uno de los tantos sicarios y traidores como Pitaluga le asesina.
El homenaje y reconocimiento se le debiera rendir al engaño, la traición y la corrupción que son los elementos que han permanecido firmes en la historia del movimiento independentista y la traición y que se prolonga a nuestra época y no olvidar a Luís Donaldo Colosio, pero antes, los Santa Anna, Iturbide, Díaz, Victoriano Huerta y Calles, convirtieron el crimen de estado como un recurso procedente y necesario para eliminar a sus contrarios y parece mentira, fueron los gobiernos de la revolución los que mayor énfasis pusieron en estos métodos y no hay que olvidar los asesinatos de Huitzilac, donde un tabasqueño, Francisco J. Santamaría, desempeña un papel protagónico en el caso y no olvidar la muerte de don Francisco Villa, del legendario Centauro del Norte, el único héroe y nombre sinónimo de la revolución social, la del pueblo que fuera arteramente asesinado en su hacienda de Parral y eso hasta la fecha, las generaciones y generaciones de mexicanos no le han perdonado al sistema. Don Venustiano Carranza también fue asesinado y como si todo eso fuera poco, don Álvaro Obregón también se fue por la misma vía víctima de un supuesto complot del clero para matarlo, pero en realidad fue debido a la sucesión presidencial.
La gente común, sencilla, abre la interrogante sobre el cacaraqueo para la celebración que parece consagrar valores desconocidos y homologizar a todos los personajes que intervinieron en este proceso histórico, es decir a independentistas y revolucionarios, pero también a sus victimarios como un conjunto de valores incuestionables, taábula rassa de nuestra mexicandad que se quiere vestir con sólo uniforme donde todos merecen ser recordados, hasta el obispo Abad y Queipo, encargado de condenar y excomulgar al Padre Hidalgo y a José María Morelos y Pavón.
Los mexicanos durante la celebración del grito de independencia les gustaba gritar a todo pulmón ¡Viva México! ¡Mueran los gachupines! Y un día, el gobierno por razones diplomáticas y de buena voluntad, borraron ese estribillo para que no se molestara don Francisco Franco y el Príncipe Fernando de Asturias.
Hace algunas décadas el método REBSAMEN DE ENSEÑANZA, INCLUÍA EL CONOCIMIENTO DE LA HISTORIA Y EL CIVISMO, que parecía que no servía para nada, pero desde niño y después de aprender las primeras letras, la lectura es saber sobre Hidalgo y Morelos y en las llamadas culturales que se hacían en las rancherías, los niños participábamos declamando algún poema corto sobre los héroes y de esa manera lo primero, era saber sobre la vida de Hidalgo y Don Benito Juárez, "Don Miguel Hidalgo y Costilla, nació en la hacienda del Corralejo…" Lo mismo que de Don Benito Juárez, nos enteramos que era un niño Zapoteca muy pobre que cuidaba ovejas y que tocaba una flauta de carrizo y que perdió una y que se perdió en un camalote que fue arrastrado por la corriente y que se fue a Oaxaca donde su hermana estaba al servicio del licenciado Maza y que lo impulsó para que estudiara y así después de muchas peripecias, llegó SER Presidente de la Suprema Corte y de allí a presidente de México y que pronunció las Leyes de Reforma la desamortización de los bienes de la iglesia y del artículo tercer constitucional que convertía a la educación en gratuita y laica.
Todo eso lo aprendí en la escuelita de la ranchería Galeana aquí en Teapa con el profesor Carmito Pérez, hace muchas lunas y lo malo es que esa manera de enseñar ya no se utiliza.
Por eso repito que no le encuentro la razón de eso del bicentenario, cuando no se habla de la historia a cómo debe ser y todo lo cubren con una envoltura de misterio.
El homenaje y reconocimiento se le debiera rendir al engaño, la traición y la corrupción que son los elementos que han permanecido firmes en la historia del movimiento independentista y la traición y que se prolonga a nuestra época y no olvidar a Luís Donaldo Colosio, pero antes, los Santa Anna, Iturbide, Díaz, Victoriano Huerta y Calles, convirtieron el crimen de estado como un recurso procedente y necesario para eliminar a sus contrarios y parece mentira, fueron los gobiernos de la revolución los que mayor énfasis pusieron en estos métodos y no hay que olvidar los asesinatos de Huitzilac, donde un tabasqueño, Francisco J. Santamaría, desempeña un papel protagónico en el caso y no olvidar la muerte de don Francisco Villa, del legendario Centauro del Norte, el único héroe y nombre sinónimo de la revolución social, la del pueblo que fuera arteramente asesinado en su hacienda de Parral y eso hasta la fecha, las generaciones y generaciones de mexicanos no le han perdonado al sistema. Don Venustiano Carranza también fue asesinado y como si todo eso fuera poco, don Álvaro Obregón también se fue por la misma vía víctima de un supuesto complot del clero para matarlo, pero en realidad fue debido a la sucesión presidencial.
La gente común, sencilla, abre la interrogante sobre el cacaraqueo para la celebración que parece consagrar valores desconocidos y homologizar a todos los personajes que intervinieron en este proceso histórico, es decir a independentistas y revolucionarios, pero también a sus victimarios como un conjunto de valores incuestionables, taábula rassa de nuestra mexicandad que se quiere vestir con sólo uniforme donde todos merecen ser recordados, hasta el obispo Abad y Queipo, encargado de condenar y excomulgar al Padre Hidalgo y a José María Morelos y Pavón.
Los mexicanos durante la celebración del grito de independencia les gustaba gritar a todo pulmón ¡Viva México! ¡Mueran los gachupines! Y un día, el gobierno por razones diplomáticas y de buena voluntad, borraron ese estribillo para que no se molestara don Francisco Franco y el Príncipe Fernando de Asturias.
Hace algunas décadas el método REBSAMEN DE ENSEÑANZA, INCLUÍA EL CONOCIMIENTO DE LA HISTORIA Y EL CIVISMO, que parecía que no servía para nada, pero desde niño y después de aprender las primeras letras, la lectura es saber sobre Hidalgo y Morelos y en las llamadas culturales que se hacían en las rancherías, los niños participábamos declamando algún poema corto sobre los héroes y de esa manera lo primero, era saber sobre la vida de Hidalgo y Don Benito Juárez, "Don Miguel Hidalgo y Costilla, nació en la hacienda del Corralejo…" Lo mismo que de Don Benito Juárez, nos enteramos que era un niño Zapoteca muy pobre que cuidaba ovejas y que tocaba una flauta de carrizo y que perdió una y que se perdió en un camalote que fue arrastrado por la corriente y que se fue a Oaxaca donde su hermana estaba al servicio del licenciado Maza y que lo impulsó para que estudiara y así después de muchas peripecias, llegó SER Presidente de la Suprema Corte y de allí a presidente de México y que pronunció las Leyes de Reforma la desamortización de los bienes de la iglesia y del artículo tercer constitucional que convertía a la educación en gratuita y laica.
Todo eso lo aprendí en la escuelita de la ranchería Galeana aquí en Teapa con el profesor Carmito Pérez, hace muchas lunas y lo malo es que esa manera de enseñar ya no se utiliza.
Por eso repito que no le encuentro la razón de eso del bicentenario, cuando no se habla de la historia a cómo debe ser y todo lo cubren con una envoltura de misterio.
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