“El sexo oral, era fanática en eso”: testimonio sobre los abusos de “Mamá Rosa” a niños


  • Claudia, quien vivió en La Gran Familia por 10 años, relata los abusos sexuales a los que eran sometidos los niños en el albergue.

México.- El albergue de “La Gran Familia” se ha cerrado, pero quedó abierto el capítulo de testimonios de quienes vivieron maltratos en el lugar tanto por Rosa del Carmen Verduzco, fundadora de la casa hogar, como de sus empleados.
Uno de los relatos que tiene que ver con el indignante tema de los abusos sexuales a niños que se encontraban internados es protagonizado por Claudia, quien vivió en el albergue por 10 años.
En una plática con Excélsior, ella reveló que a Verduzco, mejor conocida como “Mamá Rosa”, le gustaba el sexo oral, y sus víctimas preferidas eran las niñas.
Y si la mujer quedaba satisfecha “con lo que el niño o la niña le hacía”, les dotaba de buena comida y ropa en buenas condiciones.
“Muchas cosas muy sucias, el sexo oral, era fanática en eso (Rosa Verduzco), prefería más a las niñas, a cambio de una buena alimentación, además nos daba ropa”, narró.
La joven recordó que fue obligada a tener sexo cuando tenía 10 años de edad.
“Y me dijo que yo tenía que hacer esto (el sexo oral) y que si a ella le gustaba podía entrar dos o tres veces por semana a su cuarto”, ofreciéndole ropa, zapatos y comida, dijo.
Claudia relató que intentó escapar, y sólo hasta la tercera vez lo logró y se refugió en unas parcelas por más de un mes junto con otras 3 compañeras que se fugaron con ella.
La joven dijo haber tenido 2 hijos dentro del albergue, y desconoce el paradero de ellos.
“No sé si lo vendió, lo regala a personas que no pueden tener”, sostuvo.
Tras meses de investigación sobre el lugar, la Procuraduría General de la República (PGR) realizó un operativo el pasado 15 de julio  e inició una investigación sobre el albergue, donde rescataron casi 500 niños en condiciones lamentables.
Claudia dice que al saber del cateo, sintió rencor y coraje, pues estuvo en el albergue no la dejó vivir su infancia y perdió muchos valores.
Abundó que si ahora la tuviera enfrente le diría: “Hasta que se hizo justicia. No por mí, por lo que ahí seguían viviendo”.
“Ella me decía que era más poderosa que Dios, y ahora veo que no”, concluye la joven entre lágrimas.  

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