- El delegado del PVEM en Tacotalpa arremete contra TRIBUNA porque no le gustan las críticas, a las que está expuesto como figura pública; se le reitera su derecho a réplica y responde con soberbia
Para ser torero primero hay que parecerlo, sentenció acertadamente el célebre matador Juan Belmonte. Esta sabia alegoría aplica en todos los órdenes de la vida y más en la pública, donde las palabras y las acciones están expuestas al escrutinio de la sociedad.
Valga este breve razonamiento para abordar la penosa reacción de un “político” que confunde la fama con la popularidad y piensa con el hígado cuando se le señalan los flancos débiles de su legítima pero quimérica aspiración a un cargo público.
TRIBUNA DE TABASCO, un medio de comunicación plural que abre sus páginas a quien desea expresar una opinión y que también, por obligación ética y legal, concede el derecho de réplica a aquellos que se sienten aludidos por sus publicaciones, rechaza categóricamente las acusaciones que el delegado del Partido Verde en Tacotalpa, David Coutiño Méndez, vierte sobre este periódico.
El citado personaje es una figura pública y por ende su conducta se encuentra expuesta al escrutinio del pueblo. En consecuencia, TRIBUNA ha ventilado el sentir de un gran sector de la población tacotalpense con respecto a su interés por ser presidente municipal; pero también le ha ofrecido un espacio para que manifieste su postura sobre ese tema.
Todo ha sido público, transparente, y jamás se le ha condicionado a un pago por usar su derecho de réplica. No se entiende entonces el porqué de su reacción virulenta, soberbia y hasta cierto punto falsa y embustera, cuando sostiene que aquí se le ataca porque no ha dado dinero, como si TRIBUNA fuera un medio extorsionador o chantajista.
Nada tenemos en su contra. Este medio es una empresa legalmente constituida, que fundamenta su manutención en la publicidad (pública y privada) y en la venta de ejemplares. Si no desea difundir sus actividades políticas, ya sea como representante de un partido o como aspirante a una candidatura (esto último cuando los tiempos legales se lo permitan), se respeta su decisión y no se le coacciona de ninguna manera. De lo contrario, se le exhorta a que presente las denuncias correspondientes ante las autoridades ministeriales.
Pero a lo que no tiene derecho es a actuar con soberbia ni acusar infundadamente a quienes se atreven a cuestionar su conducta y su condición de saltimbanqui político, porque se le ha dado su oportunidad de disentir sin cobrarle un solo peso. Y tampoco tiene derecho a insultar la inteligencia de los tacotalpenses, pues en su equipo de precampaña hay personajes muy mal vistos por la sociedad y en su condición aplica la máxima de que “si camina como pato, grazna como pato y está rodeado de patos, pues es un pato”.
David Coutiño puede aspirar legítimamente a gobernar un municipio, pero debe tener presente que para ser político primero tiene que parecerlo. Y si la Naturaleza no fue pródiga al dotarlo de raciocinio e inteligencia, tiene que rodearse de asesores experimentados que le cuiden su imagen y le pongan un bozal o le recomienden darle una leidita al diccionario para que amplíe su vocabulario y conozca el significado de algunas palabras, dado que en el mural de Facebook de TRIBUNA recomienda a nuestro director general seguir hablando mal de él porque “entre más me mencionas más popular me haces”.
Y si le da flojera consultar el “amansa-burros”, aquí le ahorramos la fatiga: la “fama”, que puede ser positiva o negativa (Hitler y Pinochet fueron famosos), no es lo mismo que la “popularidad”, que se refiere exclusivamente a personas que gozan del reconocimiento del pueblo.
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