- Los descendientes de políticos de abolengo están ante la disyuntiva de superar a sus antecesores o convertirse en la generación perdida
Aguistín Lara Mata
La reciente elección inédita en Teapa, que rompió con la jetatura bipartidista, dando paso a un gobierno emanado de un partido diferente al PRI y PRD, ha dado paso a una nueva generación de políticos jóvenes que tendrán en sus manos el destino de este municipio.
El propio alcalde electo, Jorge Armando Cano Gómez, es un político joven que apenas alcanza los 52 años de edad y encabezará el Cabildo teapaneco en su primera encomienda como servidor público, cargo al que accede por elección popular.
Sin embargo, la ,lgeneración que a partir del 1 de enero tomará las riendas del municipio no es una camada de jóvenes formados en la cultura del esfuerzo, como en épocas pasadas, sino más bien un grupo de juniors y otros oportunistas que han heredado posiciones políticas sin necesidad de caminar al lado del pueblo, sin conocer a fondo sus necesidades y mucho menos sin sufrirlas.

Martín Lastra Llergo, hijo de la alcaldesa saliente Elda María Llergo Asmitia, también será premiado con una regiduría plurinominal por el PRI, mientras que la Negra Luque Espadas, otra joven sobrina del ex presidente municipal Marco Antonio Espadas García, ostentará igualmente el cargo de regidora.
Otra joven con apellido de abolengo que se integrará al cuerpo del Cabildo local bajo las siglas del PVEM, es Dalia Cano Reyes, quien además carece de experiencia en las lides políticas y tendrá en esta encomienda su primera responsabilidad de tomar decisiones en nombre de los teapanecos.

La ciudadanía aguarda con cierto escozor el arribo de esta nueva camada de políticos jóvenes, temerosa de que sean más de lo mismo, pero también (hay que decirlo) esperanzada en que la sangre nueva traiga ideas frescas y sobre todo mayor sensibilidad y empatía con quienes sufren los efectos la desigualdad social.
Y una de las primeras señales positivas que podrían dar los próximos integrantes del Cabildo para acabar con las dudas y ganarse la confianza de los ciudadanos es aprobar una reducción de su sueldo, que de acuerdo al tabulador oscila entre 40 mil y 90 mil pesos mensuales.
¿O acaso la profesora y regidora saliente Dalia Cano Balboa, defensora a ultranza de la ética en redes sociales, considera ético y moral recibir una dieta entre 40 y 90 mil pesos cada mes, cuando un profesor de educación preescolar apenas si percibe el 10 por ciento de ese sueldo?
Ahí queda el sentir de la ciudadanía, que se jala los cabellos de la desesperación ante la poca o nula respuesta de quienes los gobiernan. Corresponde a la nueva administración cambiar para bien el rumbo de Teapa, o convertirse en una generación perdida.
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