- Rogelio Jiménez habla de la inseguridad que se vive actualmente, y da detalles sobre episodios trágicos que en su momento conmovieron a la sociedad
Eugenio Aguilar Hernández.
De sus ya 62 años de edad, Rogelio Jiménez Jiménez ha dedicado 36 a su labor como policía municipal mayormente en Teapa y tres de ellos en Tacotalpa, demarcación esta última donde incluso llegó a ser director de la corporación en 1985. Orgulloso, asegura tener un expediente limpio, al tiempo que su constante preparación pero sobre todo el colmillo de la experiencia le da las pautas precisas para hablar sobre la Corporación, sobre el Colegio de Policía y Tránsito , sobre el repunte nunca antes visto de la delincuencia y sobre lo que él considera el origen del delincuente y su personalidad.
De entrada, Jiménez Jiménez aclara que poco antes de cumplir los 50 años y por causas obvias de la edad, desde la administración municipal de Marco Antonio Espadas (2000-2003) fue comisionado únicamente a cubrir puntos fijos en la ciudad. Pero su ingreso al cuerpo policiaco lo data en enero de 1980, siendo Santiago Mollinedo el primer director de la corporación, esto durante el trienio encabezado entonces por Amílcar Sala.
“Anteriormente, en los años 70’s y para atrás, no existía la figura del Director de Seguridad Pública sino que habían comandantes en cada guardia, quienes a su vez se auxiliaban en cabos de mesas de guardia. En conjunto, ellos dirigían y llevaban registro de las actividades de la corporación, incluyendo patrullajes y entrada y salida de presos, todo esto de manera rudimentaria, puesto que aún no se creaba el Colegio de Policía y Tránsito. Así, la Policía Municipal se integraba por recomendados o por busca chambas que ahí se atoraban, no existían requisitos mínimos ni capacitación, de tal forma que un machetero o un albañil de un día para otro podía empezar a portar un arma en la calle. Ingresaba de todo, hasta mariguanos”.
En mucho, don Rogelio atribuye al estado semi silvestre de aquellos polis los abusos que llegaron a terminar en tragedia en esa época. A mediados de los 70`s, por ejemplo, fue muy sonado el caso de Miguel Ángel Bastos, un hombre que por huir de la policía se tiró del puente Morelia al río, en el cual no obstante los municipales lo apedrearon hasta causarle la muerte. Marchas, mítines y plantones de familiares y ciudadanos le hicieron lo que el viento a Juárez a los homicidas, ni al entonces presidente municipal Darvelio Asmitia 1977-79.
Asimismo, en 1986 el asesinato del joven Roberto Toto Cornejo a manos de una patrulla policial dirigida por el entonces cabo de guardia Aquiles Gómez, volvió a causar indignación entre la sociedad y a profundizar la desconfianza hacia los guardianes del orden público.
Tocante al segundo caso, el entrevistado revela: “Esa noche la víctima fue sorprendida con una acompañante en un vehículo allá por las Grutas. Fue bajado del carro para una revisión corporal, pero al ser trasladado a la patrulla por los oficiales José Luis Martínez y Román Cruz, mismos que empuñaban sus armas de cargo, la pistola de este último al ser manipulada sin un protocolo de seguridad se disparó accidentalmente provocando la muerte de “Toto”. Como consecuencia Aquiles fue destituido de la corporación, aunque sin fincársele responsabilidad penal, mientras que Martínez fue recluido en la Penitenciaría del Estado, acusado de homicidio doloso”.
“En lo personal allá por 1985, cuando fui director de la Policía en Tacotalpa, me tocó enfrentar a un numeroso grupo de cafetaleros que, alcoholizados, alteraban el orden público en Tapijulapa. Nos agredieron con machetes, piedras y palos y uno de los elementos accionó su arma hiriendo en la cabeza a uno de los rijosos, pero al final, con la ayuda de refuerzos pudimos controlar la situación. Esa fue la situación más difícil que pasé”.
Martínez Martínez reitera que el trabajo científico del Colegio de Policía y Tránsito ha corregido excesos y depurado la corporación. “Pero por una parte la institución está cada vez más como las escuelas públicas, que ya no reprueban a los alumnos por más burros que sean, y por otra hay oficiales que continúan con las prácticas que degradan a la Corporación, como la extorsión y el bolseo. Tan solo en Teapa habemos 236 elementos, creo que es difícil para un director de Seguridad Pública, en este caso el licenciado Orbelín Picasso, tener un monitoreo personal sobre cada uno. Por esta causa la ciudadanía sí tiene razón de dudar no solo de los municipales sino de todos los cuerpos policiacos”
“Por otra parte el aumento de la delincuencia viene de la mano del Nuevo Sistema de Justicia Penal. La figura del policía preventivo sale sobrando con esta nueva legislación, toda vez que la flagrancia se redujo a niveles extremadamente difíciles que se den. Pero este azote también se origina en los salarios miserables que mucha gente de dinero paga a sus trabajadores, en la pobreza, en el hambre, en la desesperación del desempleo y la carestía. Si bien es cierto que muchos maleantes así nacen, por decirlo de una manera, y que ni la reclusión podrá corregirlos, el resentimiento social y la falta de oportunidades es lo que muchas veces da origen a un delincuente, esto ya es un problema que implica a los mismos gobernantes, que son quienes prometen y la mayoría de veces no cumplen”, explica.
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