Por Jorge Davish
Hoy nuevamente estamos al borde de otro estallido social
Hoy nuevamente estamos al borde de otro estallido social
Nuevamente el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, convocó a la sociedad mexicana a empezar a decir ‘ya basta’ a la violencia que padece el país con la fuerza de la palabra.
A finales del año pasado, Narro Robles señaló que la corrupción es una enfermedad grave, ante la cual los mexicanos no podemos estar tranquilos o satisfechos y mucho menos, quedarnos cruzados de brazos y aceptarla, también el año pasado, nos alertó sobre la posibilidad de un nuevo estallido social en el país, en esa ocasión indicó que eso era posible debido a la enorme desigualdad que existe.
Ahora sostuvo que la violencia es un problema que toca resolver al conjunto de la sociedad y no a un nivel de gobierno o a alguno de los poderes públicos.
Entrevistado luego de la ceremonia de inauguración del simposio ‘La UNAM en la Historia de México’, se manifestó de acuerdo con la estrategia focalizada que se realiza en Ciudad Juárez, que enfrenta la violencia producto del narcotráfico.
‘Hay que darle una atención especial. Estoy convencido porque los índices de inseguridad, violencia y homicidios que tiene esa ciudad fronteriza son extraordinariamente elevados’, subrayó.
Se le preguntó: ¿Eso tiene solución? Sí la tiene, no tengo ninguna duda. Tenemos que convocarnos todos para empezar a decir ya basta a esa condición. No estamos de acuerdo. No queremos que eso continúe en Ciudad Juárez o se extienda a otros lugares’.
Expuso que el problema de Ciudad Juárez no es sólo de ahí, sino de México y de todos los mexicanos. ‘Lo que les pasa a ellos es lo que nos puede pasar a cualquiera de nosotros, en cualquier ciudad, en cualquier momento’.
Tomando muy en serio las advertencias del rector Narro Robles, hoy más que nunca, debemos recordar que la inconformidad social fue la que hace 200 años llevó al pueblo de México a iniciar su lucha de Independencia. Y hace un siglo fue el descontento social el que motivó el comienzo de la Revolución. Hoy, en el marco del año del Centenario y el Bicentenario, el hartazgo del pueblo mexicano ante la creciente inseguridad, el constante aumento en los precios de bienes y servicios, el desempleo y la pobreza, por la crisis económica y la criminal desigualdad social… hacen avizorar la amenaza de un nuevo estallido social.
México no aguanta más; otro apretón al cinturón y terminará por estallar… socialmente, advirtió un ciudadano común al presidente Felipe Calderón durante una gira de trabajo. En respuesta, fue retirado por los esbirros presidenciales.
Como ya se dijo: “El país se encuentra cerca del estallido social”, observó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, a quien panistas y calderonistas tildaron de loco y falso mesías.
El pueblo está molesto por el alza de precios y es entendible que amenace con problemas sociales, sugirió la Coparmex. El gobierno, simplemente, calló.
Son alarmantes los indicadores del mal rumbo que lleva el país, lo que le pone al borde del estallido social, pues los campesinos se sienten agraviados, expresó el líder de la CNC, Cruz López Aguilar,
El pronunciamiento desde esos cuatro frentes, al que se comienzan a sumar otros sectores de la sociedad civil, tiene fundamento: la pobreza ahoga a la nación y para muestra un botón: 20 millones de mexicanos, sí, 20 millones, son ante los ojos del mundo 20 millones de milagros diarios al lograr sobrevivir con apenas… un dólar al día… 13 pesos para sobrevivir 24 horas.
Una cifra dolorosa y ofensiva, a la que se suman: tres millones de desempleados (que hoy no perciben siquiera un peso); 400 mil familias sin amparo al quedarse los sostenes económicos sin trabajo allá donde están: Estados Unidos (otras decenas de miles más a medio sueldo y cientos de miles más con salario pulverizado por tener chamba temporal, que ha significado la caída de remesas en un 17%) y un alza de 30% a la canasta básica.
Y si se atiene uno de las cifras oficiales, hay que añadir a la cruda realidad: la presencia de más de 13 millones de mexicanos en la informalidad y otros cuatro millones más en la subocupación, lo que a final de cuentas repercute negativamente en más del 80% de la población.
La suma de todo lo anterior ha tenido ya resultados como la megamarcha convocada por la Confederación Nacional Campesina, para protestar contra el alza a los precios de la gasolina y el gas, que han derivado en una escalada de precios que el gobierno no ha podido frenar.
En el ambiente político se nota la tensión y el descontento hacia quienes, acusan, apuestan por la desestabilización de un país con una grandeza histórica.
Ya el presidente Felipe Calderón lanzó un llamado al pueblo de México a evitar “visiones pesimistas” que “nos paralicen e impidan alcanzar nuestros ideales”.
Y, tras sus declaraciones, vino en cadena en voz de sus allegados panistas, como la líder blanquiazul en la Cámara de Diputados, Josefina Vázquez Mota, quien refirió: “el aumento a la gasolina y la consecuente escalada de precios, es una medida responsable”.
El líder camaral en el Senado, Gustavo Madero, soltó: “el alza de hidrocarburos es mínimo y afecta a los que tienen auto, y si tienes coche es porque tienen recursos. Los pobres no tienen vehículo, no les afecta como si los lesiona el aumento al Metro”.
Pero la cereza en el pastel la puso Agustín Carstens, el flamante nuevo gobernador del Banco de México (sí, ése que pronóstico que la crisis sólo causaría una gripita y que terminó en neumonía), quien aseguró: “las alzas de precios tendrán un impacto limitado y transitorio”.
De verdad creerán que sus palabrerías le sirven a millones de agraviados de consuelo. En lugar de andar defendiendo lo indefendible deberían saber que aquel que no aprende de la historia, termina por cometer los mismos errores.
Sin embargo, la falta de visión de la clase gobernante, revela a los panistas como meros aprendices de política, cegados por la necedad y fantasiosos como su jefe máximo, el Presidente de la República.
Por ello, al acercarse el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, los augurios incluyen la coincidente línea histórica de las revueltas nacionales: 1810-1910-¿2010?
Hoy, los panistas deberían saber que no hay nada qué festejar, y que si en verdad algo quieren celebrar los mexicanos, es un movimiento social…Al tiempo.
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