Por: Rubén Darío Arias Torres.
No se diga más, Jesús González González es un vende causas; un políticos sin ideología, un hombre sin palabra. Conclusión, un ser humano amorfo.
Casi ocho años atrás, cuando se le ocurrió ser presidente municipal, acudió al Partido de la Revolución Democrática, vociferando ser un ferviente seguidor del movimiento amarillo y admirador de las ideas de Andrés Manuel López Obrador; ofrecía consultas gratis y hasta regalaba medicinas, su casa era casi, casi, una unidad médica familiar.
A los miembros del partido, les consideraba "Compañeros de lucha"; a los dirigentes solastequista unos próceres de la democracia y a los del gobierno en turno, "Unos rateros y sinvergüenzas", cuya "Corrupción" tiene sumido a Tabasco en la crisis actual.
De aquellos orígenes nada ha quedado, solo el recuerdo de un advenedizo más; y es que al actual legislador le bastaron unos días para traicionar al PRD, a su gente y exhibirse como un "Diputado Liverpool", con una etiqueta chiquitita escondida debajo de su camisa, pero con un precio que se compra con cheques de siete cifras.
A inicio de año renunció a su militancia, tras convocar a una rueda de prensa, a la cual por cierto no asistió, después se alió abiertamente con la bancada del Partido Revolucionario Institucional y el 14 de noviembre pasado, a pesar de que su líder legislativo, Juan José Martínez, junto a sus seguidores no acudieron a la sesión solemne y de que Juan José Peralta Fócil –cabeza de la autodenominada fracción "legítima"-, abandonara el recinto durante ese evento, como una muestra de respaldo a la posición política de su partido.
Sin importarle todo eso, "Chucho González, se quedó y recibió de las manos del secretario de gobierno, Humberto Domingo Mayans Canabal –enemigo jurado del PRD-, las glosas del informe del ejecutivo.
¿Cómo y por qué lo hizo? Está claro, el "Diputado Liverpool" se vendió otra vez, sin importar lo evidente que esto sería ante la opinión pública; lo hizo, para cumplirle a José Carlos Ocaña Becerra, después de que este operó para que él fuera y no otro –un panista, el verde ecologista o el panalista-, quien fueran captado por las cámaras televisivas, las fotográficas e incluso hasta la "Brígida" -que no tiene rollo-, recibiendo el documento.
Al día siguiente los diarios decían: "Recibe un perredista, el informe de Granier"; debajo de ese titular toda clase de descalificaciones en contra de sus "compañeros" de bancada se destacaban.
En su defensa, Jesús González pudo justificarse ante su familia y amigos, diciendo: "Lo hice, en un acto político democrático"; "Yo no soy un intransigente, soy un republicano". Desgraciadamente para él, su actuación personal y pública lo define como un legislador ofrecido al mejor postor, aún cuando en su renuncia al PRD dijo: "nunca he vivido de la política".
Quizá en esa ocasión, cuando gritó a los cuatro vientos y mandó una carta de indignación a Telereportaje anunciando su salida del partido amarillo, intentó explicar que nunca había vivido de ella; o tal vez, que a partir de la diputación sí; o que no ha vivido de la política pero, sí de los políticos que le dan el jugoso cheque, quién sabe; con eso de que a pesar de ser un "Diputado Liverpool", habla como la "Chimultrufia", como dice una cosa dice otra.
Burlonamente, también en aquel tiempo amenazó a su partido y a sus dirigentes,
"si ellos quieren expulsarme, la militancia se enterará de las razones y sabrá q ue cualquiera que no piense como ellos estará expuesto a la misma suerte", les señaló.
"Porque yo sigo siendo perredista mientras que el partido no me expulse y eso está por verse ya que el partido no es una sola persona, el partido lo componemos todos, basta ya de que la dirigencia que tiene el control de las bases, dicte línea para denostar, fomentar la discordia, la intriga, el enfrentamiento, la mentira, la difamación y la división que daña la imagen pública, de quien representa a la militancia, eso es reprobable, incongruente y falto de legalidad", apuntó.
Y precisamente, ese comportamiento de reto y burla, es la muestra de que le sirve incondicionalmente a la fracción del PRI; por eso lo nombran sin mayor contratiempo Presidente de la mesa directiva del H. Congreso por el mes de noviembre, con fin el utilizar su figura de perredista, en eventos en donde el gobierno estatal se legitima.
Entonces, para nadie debe ser extraño que "Chucho" González, aparezca en titulares abrazando a los enemigos de su partido, criticando a sus compañeros y escondiendo entre su ropas una etiquetita con código de barra, en donde trae el precio de su posición política./
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