El legislador por Tacotalpa, Alterio Ramos Pérez, obtuvo el escaño en el congreso local por escaso margen de votos, pero su origen de La Cumbre, en la población chol de Oxolotán, lo hacían o pintaban como un candidato diferente que bajo las siglas del PRD se alzaba triunfador son importar las otras contingencias de cuadros políticos y joven, cordial y atento, su personalidad fue creciendo como la espuma a tal grado de que se empezó a conjugar su nombre al futuro del municipio en la alcaldía, pero esa historia parece que fue un lastre demasiado pesado para el indígena que no ha resistido los embates de los elogios para envolverse en una nube que le han hecho quitar los pies de suelo.
El otro perfil del nuevo Alterio Ramos Pérez, es el de la arrogancia, intolerancia y la altanería que ahora practica como una manera de destacar en el campo de la política y sobre todo, hacer caer en sus propios hermanos indígenas, el cariz de sobresaliente, cuando una de las prerrogativas empleadas para obtener la curul fue, precisamente, señalar con índice de fuego a todos aquellos que engañaban y humillaban a los indígenas que requieren de verdaderos representantes populares para que ellos mismos se defiendan y no lo haga ninguna otra persona en su nombre.
El muchacho que hasta hace poco se proyectaba en el firmamento político de Tacotalpa hacia diversas posesiones ahora limita su trayectoria a un solo sentido y se convierte en un “Cataxtán”, es decir, un indígena que miente y engaña a los de su clase y que no merece el reconocimiento de la comunidad y mucho menos de la población en general y los dichos y refranes se repiten una y otra vez en el sentido de que si quieres conocer a un hombre dale poder y que “el indio no tiene la culpa sino el que lo hace compadre”
Es lamentable el caso de Alterio Ramos debido a que se trata de una persona que en principio se ganó todos los merecimientos de la gente que lo tomó como su diputado de todas sus confianzas, por eso el cambio, la transformación del ajolote fue lo que confundió a sus depositarios de confianza y debe dar marcha atrás, recuperar el terreno perdido cuanto antes no sea que mañana sea demasiado tarde.
El diputado que ahora enseña el cobre y se va por el camino de las promesas, se encuentra asesorado por Benjamín Méndez Torrano, quién le enseña el arte de la política de prometer y no cumplir y de un grupito de jóvenes identificados por sus costumbres poco recomendables que ya debe cortar por lo sano si quiere enmendar su camino debido a que de otra manera su destino se encuentra incierto.
Debe recordar el diputado Alterio, que el presidente Benito Juárez siempre habló con la razón y la verdad, nunca engañó a nadie y predicó con el ejemplo y no infló su personalidad como autoridad sobre los demás y siempre pidió la opinión de sus colaboradores para hacer bien las cosas siempre con el báculo del derecho y nunca por encima de él.
No sería nada raro que a Alterio le ocurriera lo mismo que a Auldárico Hernández Jerónimo, que de indígena chontal sencillo y buena persona, luego sus vaivenes en los corrillos del poder le cambiaron la personalidad al grado de creerse indispensable y allí comenzó a declinar su estrella hasta desaparecer del firmamento político.
Esto y otras cosas más podemos argumentar de un político bisoño que empieza a mostrar sus debilidades y talón de Aquiles.
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