Las desventuras y alegrías del popular maestro Panchito


  • Un modesto homenaje de TRIBUNA al querido profesor teapaneco

Pedro Jiménez Torres

Visitamos al maestro “Panchito” en su casa ubicada en la calle Huimanguillo 170 de la colonia “La Tejería” en esta ciudad de Teapa. Su nombre real, aparte de diminutivo (Maestro Panchito) con el que todo mundo lo llama, es Francisco Javier Morales Velázquez. Toda su vida la ha dedicado al magisterio y tiene en su haber a cientos de generaciones que les ha enseñado con ese empeño y esa paciencia que nadie tiene en esta ciudad. Ha estado en casi todas las escuelas, en el Colegio Teapa, es un caballeroso conversador, su amabilidad no tiene límites, su edad me la dice sin que le de trabajo: 67 años de los cuales 41 se los ha dedicado al magisterio. En su haber de virtudes cultivadas a base de esfuerzo, es un gran maestro de ceremonia. Su acerbo cultural es basto como su cortesía. Al maestro Panchito no le encuentro “cola que le pisen” y cuando entramos a su casa, vimos la alegría reflejada en su cara. Panchito es único como persona. Bueno, pero si así es “Panchito el maestro”, ¿por qué le han pasado algunas cosas que no le podría pasar a personas de su talla en una sociedad donde un maestro es un miembro honorable (con excepción de Zamudio el que madreo el bolero). Y ahí van algunas anecdotarias desventuras del maestro  que él mismo cuenta con su pausado modo de explicar con toda claridad el tema: 
En abril de 207 muere su perrita “Laica” que era lo que más quería. Me comenta que alguna vez se le perdió como tres días y cuando lo vio, aquel animalito tan querido corrió hacia él y se le tiró al pecho abrazándose los dos llenos de alegría. Su muerte fue trágica, a tal grado que hasta el cabo de año le hizo y sus rezos respectivos. Pero este incidente desagradable en la vida del maestro Panchito se amarran con otros como aquél donde la señora Claudia Zetina Pérez, llegó a conversar y lo convenció que entrara como a una especie de tanda, lo que resultó una estafa de 8 mil pesos que nunca le devolvió. El maestro Panchito se lo dejó a Dios.
Otra vez, caminaba por el Boulevard y se percató que un muchacho lo seguía a cierta distancia y cuando lo alcanzó le pidió el favor de que le prestara su celular, lo que hizo muy confiando porque solamente era para mandar un mensaje; se lo dio al chamaco y este prendió corriendo y como a los 30 metros le grito: ¡muchas gracias maestro! Un señor lo vio, le dijo que lo siguiera pero le explicó que para qué ya. Este señor, al otro día, le llevó hasta su casa un celular como obsequio por ver ese comportamiento de tolerancia y ausente de rencor.
Pero dice que lo mejor que le ha pasado, lo más extraordinario, es que en el mes de diciembre poco antes de la fiesta en la ganadera patrocinada por Selene Mollinedo, esta le llevó ¡hasta su casa!(¡qué alegría para el maestro Panchito!), un regalo que consistía en un impermeable azul que le agradeció con mucho cariño por haberse molestado de ir hasta donde vivía y que platicaron algunas cosas de la política local y las inquietudes de Selene por hacer algo por su Teapa Querido. Se despidió de ella y algunos días después, tuvo la necesidad de ir a la ciudad de Villahermosa a comprar algunas cosas. Me cuenta con ademanes corteses y moviendo las manos, que al ir pasando por el centro comercial de Villa en el centro, de pronto vio el mismísimo modelo de impermeable que le había regalado la señora Selene Mollinedo –parece que Dios me lo puso enfrente, comenta-, y como el impermeable colgado daba vueltas, en una parte de él había un papel de colores con el precio: ¡¡¡¡12 PESOS EL VALOR DEL REGALO AL MAESTRO PANCHITO!!!!!!!! Pero nos lo cuenta con esa tranquilidad Panchito, que no hace énfasis para nada de este contraste de tan llamativa atención. Al contrario, le da gracias a Selene y ahí carga su impermeable azul puesto cuando llueve. 
El maestro Panchito ha sido un presentador ceremonial de muchas quinceañeras y ha estado en casamientos y otros eventos como maestro de ceremonia y otras actividades sociales en Teapa y en otras ciudades como Amatán y en las rancherías ni se diga. Panchito es algo diferente, muy especial un hombre que tal vez Javier Brindis le hubiera dado un reconocimiento y no al “Chelo Padrón”. En fin, el fin de año, fue bueno para el maestro, lo visitó Tey Mollinedo Cano, que le llevó una canasta navideña, Elda Llergo le mandó un pavo. Y bueno, para qué quiere más el Maestro Panchito, pues ha tenido de todo. Hoy, vive muy feliz en la Tejería en su nueva casa, los pajaritos que muchos tenía los soltó todos hace unos siete años y vio con alegría el gozo de la libertad de los animalitos. Hoy vive con sus dos perritos uno negrito, Flutt y el otro blanco, Clifort. El maestro Panchito es muy feliz. Eso es todo en la vida: vivir feliz. Panchito lo es.   

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