“Hay veces en que el alma se enrosca sobre sí misma, como un reptil,
Para dejar al sueño la digestión de una amargura.”
José Gorostiza
Pedro Jiménez Torres
A Ismael lo mataron. Ya pasó la noticia, ya pasó la novedad. Y lo sabíamos en el fondo quienes lo conocimos y algunos otros, porque vivía prendado obsesivamente a la pasión irracional de una mujer que ya no lo quería sentimentalmente. ¿Qué era lo que le veía Ismael a esta mujer?, me pregunto siempre. No lo sé, pero en amores como en elecciones electorales, nada está escrito.
El o la que le quitó la vida no puede argumentar nada para justificar tal agresión mortal, porque ese derecho de hacerlo no le correspondía, sin embargo, las circunstancias del momento, y todas aquellas otras que se fueron acumulando, propiciaron ese desenlace final criminal en donde le quitan la vida a nuestro amigo Ismael Díaz López.
Ismael era terco en este tema, insistente, contaba casi a cada momento en que nos veíamos a mi y a otros, los fuertes pleitos entre la que fue su mujer y él mismo; sabíamos por boca de él, que su ex conyuge y madre de sus hijas gemelas, ya estaban divorciados, de sus entradas continuas a la cárcel municipal por órdenes de la “sicaria”, decía. La policía municipal cuenta con datos precisos de las entradas a la cárcel, porque las ordenaba ella al momento en que, cuentan, el acoso de Ismael, ya era insoportable. Aparte, la idea cierta o falsa, decía, es que la mujer con la que vivió, ya andaba con otra persona y a tal punto era su obsesión, que llegaba al grado de espiarla desde lejos, de seguir el rumbo por donde iba la misteriosa mujer con la que vivió, de dormir fuera de la tienda Chedraui donde trabajaba esa reiterada mujer. Algunas personas nos contaban la forma en que se quedaba a dormir fuera de su casa como un animal casero a la intemperie. Ismael tardaba con una ropa más de tres días y en algunas ocasiones su olor personal era bastante penetrante no grato por la falta de higiene, lo que indicaba en términos de psicología, un estado depresivo bastante peligroso. Pero nuestro amigo nunca rompió de tajo con todo esto que crecía como las bolas de nieve peligrosamente y solamente hablaba y hablaba del mismo tema a todo mundo y a sus amigos.
¿Cuántos en Teapa no le dijeron y le aconsejaban que dejara a esa mujer? ¿Cuántos lo ayudaron económicamente para que cambiara de vida? Muchos, pocos, no lo sé. Su modo de vida se fue haciendo cotidiano entre la gente de Teapa y Tacotalpa, y su problema también. Con su morralito chiapaneco cruzado lleno de papeles para un periódico –Vox Populi- que pocas veces vio la luz pública porque siempre había un pretexto para no sacarlo, mi amigo nos había formado una especie de idea espectral que lo caracterizaba.
Ismael no merecía morir a como murió porque quien lo mató no tenía derecho aún en las peores circunstancias y sin embargo, “él se lo buscó”, lamentablemente, en el momento de esa “puñalada” en la parte del cuello de tres centímetros, que fue la gota que derramaba el vaso lleno de agua. Y es que Ismael, contaba con una inagotable fuente de recursos verbales interminables cuando se proponía discutir con o sin razón y ya me imagino esos pleitos de pareja irreconciliables. No es la primera vez lo que respecta a un crimen pasional. Hay muchos en la historia y en los anales de la nota roja periodística. La “sicaria” –manejando el lenguaje de nuestro amigo- lo llevó a como dice la gente, a puertas de autoridad, acusándolo con o sin razón, de supuestas tentativas de delitos que amenazaban –se dice- la seguridad de las hijas de esa mujer y de la propia señora que vivía por los rumbos de Necho Balboa en una casucha a los costados de la vía del ferrocarril. En el CAMVI, una especie de Ministerio Público para la atención de delitos a menores localizado en Villahermosa, tenía una demanda interpuesta por esta mujer. A mi me enseñó un documento supuestamente oficial, donde le prohibían el acercamiento a su familia; a Sergio Antonio Reyes, un abogado de reconocido prestigio, le mandó una misiva donde explicaba una serie de cosas que inducían a pensar que vivía en un estado de amenaza, que la mujer andaba con uno de los agentes ministeriales de Teapa, pero nuestro amigo, en verdad, ya no tenía derecho de molestar a esta señora que mucho sabe de cómo mataron a Ismael. Todavía, en el muro de su facebook, escribe una persona que se despide de este mundo, fechada el pasado 15 de junio de 2015, y entre el 17 y el 18 de ese mismo mes, lo asesinan al ser encontrado su cuerpo vivo o muerto –total da lo mismo ahora-, en la mañanita del 18 en medio de un enorme charco de sangre. Existe una fotografía elocuente donde lo vemos y otra, donde una de sus hijas lo está viendo sin que se refleje emoción alguna. Creo, que nuestro amigo Ismael, había llegado hasta donde quería llegar por su propio estado anímico que no le permitió dejar esa situación familiar enfermiza que lo llevó a la muerte de manera trágica. El otro Ismael, el amigo, mi amigo, es otra cosa, otra historia. Ismael, a fin de cuentas, llevaba la tragedia en el espinazo a mecapal, a como a él le gustaba. Y ya lo he dicho: la mejor nota roja que pudo hacer Ismael, fue la de su propia trágica muerte donde él es el protagonista y sus escribientes, nosotros. Nos guste o no. Lo que ahora está pasando y en nada me amedrenta, es que tomen a Ismael algunos despistados, para tratar de amenazarnos. Lo que vaya a pasar, que pase. En mi caso, estoy preparado, hasta para romperme la madre con cualquiera y que recuerden: la palabra mata. A eso es que le tienen temor. Estoy preparado.
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