Elección inédita fortalece el pluripartidismo en Tabasco


  • Los triunfos del PVEM, Morena y PAN rompen el bipartidismo que prevalecía en los últimos procesos
  • Denuncias de fraude electoral son más un pretexto que un argumento para justificar la caída estrepitosa del PRI

Daniel Becerra Conde
Concluido el proceso electoral para renovar los Ayuntamientos y el Congreso local, serenadas las pasiones y la efervescencia posterior a la jornada del domingo 7 de junio, es preciso hacer un análisis de los resultados inéditos que arrojó este ejercicio democrático, para tener una visión general de lo que ocurrió y lo que nos espera a los tabasqueños durante los próximos tres años.
En la elección para alcaldes y regidores, por primera vez en la historia de Tabasco habrá una verdadera policromía en la geografía política estatal, ya que habrá Ayuntamientos gobernados por seis partidos, dominando el espectro poblacional el PRD, que se agenció dos municipios: Cunduacán y Huimanguillo, más otros siete en coalición con Nueva Alianza: Balancán, Cárdenas, Centro, Jalapa, Jalpa de Méndez, Jonuta y Paraíso, para un total de nueve; el PRI ganó cuatro alcaldías: Centla, Macuspana, Tacotalpa y Tenosique; el PVEM se estrena con dos: Emiliano Zapata y Teapa; en su primera elección Morena alcanzó el triunfo en Comalcalco y el PAN conquistó una plaza: Nacajuca.
En la región Sierra ningún partido pudo retener el control y se dio la alternancia con tres escenarios atípicos: Jalapa será gobernado por primera vez por una mujer, la profesora Esperanza Méndez Vázquez, esposa del candidato original Fermín Torres Sánchez, quien tuvo que ceder su lugar para cumplir con la paridad de género exigida por el TEPJF.
En Teapa, donde también hubo cambio de candidato en el PRD y ese relevo lo marginó a un vergonzoso tercer lugar, el priista Mariano Cano Cantoral fracasó nuevamente en su aspiración por conquistar al electorado y se dejó comer el mandado por un enjundioso Jorge Armando Cano Gómez, que abandonó las filas tricolores para abanderar la causa del Partido Verde y a la postre logró el triunfo con una imagen fresca y novedosa.
Tacotalpa estaba prácticamente perdido para el PRD por la cuestionable administración de Alterio Ramos Pérez, quien se ha quedado muy corto en las expectativas que generó hace tres años cuando arrasó en las elecciones y le dio el triunfo por primera vez a ese partido en el municipio. Ahora el ayuntamiento vuelve a quedar en control del PRI bajo el mando de Efraín Narváez Hernández, un joven político que supo contrarrestar con propuestas claras y viables la fuerza emergente del pevemista David Coutiño Méndez, segundo en las preferencias electorales.
En términos generales, el PRI fue el gran perdedor de la contienda, ya que había puesto muy altas sus expectativas de triunfo y la realidad lo ubicó en una posición humillante, bajando en algunos municipios hasta el tercer lugar en votación. El PVEM, en cambio, logró importantes avances que lo colocan en una posición privilegiada para negociar posiciones políticas con su antiguo aliado.
La pregunta obligada es: ¿Qué pasó el 7 de junio? ¿Hubo fraude de Estado? Una conclusión a la ligera y basado en evidencias parciales podría dar una respuesta positiva. Sin embargo, el análisis de los resultados indica que si bien hubo irregularidades, éstas no fueron mayores que en procesos anteriores y, por tanto, hablar de fraude de Estado es más una justificación que un argumento.
Desde el inicio del gobierno de Arturo Núñez, la maquinaria priista aplicó una estrategia de desgaste sistemático, con la intención de generar un estado de inconformidad, de protesta ciudadana, de hacer creer que las cosas iban de mal en peor y que el partido en el poder no sabía gobernar.
Muchas fueron las críticas severas del PRI hacia el gobierno de extracción perredista, Y derivado de ello, sus “cerebros” pretendieron cambiar la realidad de Tabasco cambiando la percepción, una fórmula que en el pasado dio buenos resultados, pero que esta vez fue contraproducente pues se creyeron sus embustes y terminaron por caer en su propia trampa.
La dirigencia del ex partidazo, confiada en la efectividad de esta estrategia, había anticipado triunfos contundentes en la mayoría de los municipios y en el Congreso local, a grado tal de que este resultado la puso contra la pared y no tuvo más salida que acusar fraude electoral.
Ciertamente nuestra democracia es imperfecta y tiene muchos flancos débiles. Los vacíos legales y la interpretación subjetiva de la ley electoral se prestan para el abuso del poder. Pero también la proclividad del mexicano y del tabasqueño en particular para tomar el camino fácil es un gran aliciente para la compra de votos y otros métodos fraudulentos de ganar una elección; sin embargo, estas prácticas son comunes en TODOS los partidos, no sólo en el que gobierna, y definitivamente quien lleva la delantera en esta materia por su larguísima experiencia es, sin lugar a dudas, el PRI.  

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