El reloj de la iglesia del centro, no entiende de religiones ni de políticas, pero marca la hora para todos

Pedro Jiménez Torres

Nos dice el historiador teapaneco, Manuel Rosado, en su libro, “HISTORIA Y GEOGRAFÍA DE TEAPA”, que en 1878 el rico agricultor José Víctor Fernández le mandó a construir a la iglesia católica del centro de Teapa, con el Ingeniero y Arquitecto español Ramón López Uría, la parte frontal que hasta hoy conocemos. Para el año de 1896, siendo jefe político el capitán Cayetano Rodríguez, el Ayuntamiento compró el actual reloj público, colocado por don Cecilio Sala, entre los dos campanarios, y que marca desde entonces las horas de Teapa. Por estos datos y la fecha que tiene arriba la carátula del reloj central de la iglesia católica Santiago Apóstol, la antigüedad es de 121 años y un poco más, el edificio frontal donde se ubica dicho reloj que todos conocemos pero que pocos nos fijamos en él. Este reloj es una realidad; pero una realidad oculta, la más eficaz, consiste en mostrarse a la vista de todos y no verlo. ¿Acaso sabemos, nos hemos dado cuenta, que tiene muchos meses de no escuchar sus campanadas?
Lo que no podemos decir junto con nuestro ilustre teapaneco, es que ese reloj tenga marcando la hora en sus 121 años para los teapanecos. En diferentes ocasiones ha estado parado sin realizar su tarea de “marcar desde entonces las horas de Teapa”, porque, o se descompone –cosa  normal-, o por negligencia, se ha dejado sin oficio al tan estimado instrumento medidor del tiempo cotidiano. Y si el humilde reloj da la hora a todos, sean testigos de Jehová, Presbiterianos, Sabáticos, católicos, cristianos, del Séptimo Día, agnósticos, panteísta, esotéricos, brujos, curanderos, charlatanes, rateros, policías, políticos, shotos, lesbianas, a todos, todos, sin importar si son perredistas, panistas, priistas, petistas, comunistas, verdes, morenistas y demás, no es posible que en algunas ocasiones, salvo las que sean de fuerza mayor, un reloj que a todos nos es útil, lo veamos sin dar la hora no por un día, sino ¡por meses!, como pasa ahora que les vale madre tanto a los teapanecos como a los de la Dirección de Turismo del H. Ayuntamiento entendiendo que es un monumento histórico, y ese reloj, que es, o era, el orgullo  del pueblo, se encuentra parado aún con la ayuda del maestro relojero Daniel Pérez Casanova, más conocido como “Viola”, que lo viene arreglando de meses sin percibir sueldo alguno desde Pichucalco donde vive y viene, solamente por sus creencias religiosas. Y es que el maestro relojero Daniel, es el único que sabe sobre este tipo de reloj de la iglesia y explica a TRIBUNA que requiere mantenimiento cada seis meses y hay que comprar algunas partes y componer otras, aparte del petróleo para limpiar piezas y silicón porque hay filtraciones de agua que perjudican el mecanismo de este tipo de máquinas que requieren de un cuidado especial y lubricación.
Al subir hasta la parte donde se ubica dicha máquina, explica y señala a TRIBUNA el maestro relojero Daniel Pérez, las piezas que se están gastando por el uso normal y que se tienen que cambiar. Este reloj ya no es el mismo de cuando se instaló aunque tiene una máquina parecida de contrapesos, poleas, péndulo, un pequeño reloj, campanas con diferentes tonos, una placa de fábrica con la clave de modelo, número de serie, hecho en la fábrica de Zacatlán Puebla y el logotipo de esta empresa “RELOJES CENTENARIO” –se señala.
EL RELOJ SIGUE ESPERANDO. La hora que marca es la de hace varios meses y al parecer, lo cotidiano nos impide verlo que ya no suena, que ya no da la hora. Antes –explica el maestro relojero-, le pagaba el H Ayuntamiento de Teapa, pero se dejó de hacerse, aún con los oficios del sacerdote de la parroquia que ha mandado al palacio solicitando apoyo para hacer trabajar nuestro tradicional y muy típico reloj de Teapa. ¿Y la Dirección Fomento Económico y de Turismo a cargo del Licenciado Ricki Arcos por qué no mete las manos para encontrar soluciones? ¿Y los feligreses católicos, por qué no cooperan ? ¿Y todos los cristianos de Teapa? Antes, en donde está ahora una fuente con una vieja encuerada a como es el gusto de Necho Balboa, había un reloj que instaló el Dr. Cano Cano y que quitó por causas que se ignoran el lujurioso contador de Necho cuando era presidente municipal. Hay que pedirle cuentas a este mañoso cristiano y que nos diga donde dejó ese reloj, muy aparte de que se talachee el del centro en la iglesia de Santiago Apóstol. Si queremos construir un pueblo mágico, ¡vamos! ¡Que tenga su reloj típico de muchos años atrás! Por último, ¿Y los criticones Teapanecos? ¡Rascándose los cojones!  




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