México, satanizado por países ingratos
España, China, Chile y Cuba nos aplicaron el Apartheid, vejando y humillando a nuestro país como si fuera un apestado.
El virus de la influenza ha puesto al descubierto, desenmascarando, mejor dicho, el concepto de apoyo internacional de muchos paises que en su momento recibieron todo el apoyo moral y político de nuestro país resumido en la Carta Internacional de los Derechos y Deberes de los Pue­blos, pero la paradoja en los actuales momentos se revierte y el resumen constituye una condena generalizada de apartheid, muy lejos del concepto de solidaridad internacional que debía compartir con una nación que atraviesa por una crisis generado por un virus epidémico bautizado como influenza que ha sido motivo para tender un cordón sanitario contra todos nuestros conciudadanos en cualquier parte que se encuentre.
Lo cierto es que esta actitud moles­ta, irrita y deprime, cuando la actitud firme y decidida del pueblo y gobierno de México, en fondo forma o tiempo y forma, ha sido la solidaridad multitudi­naria, desplegada y abierta para apoyar al pueblo y a los revolucionarios cuba­nos, si esos que ahora han suspendido temporalmente los viajes a nuestro país para protegerse contra el virus y aislar­nos; eso representa desde todo punto de vista un acto ingrato desde cualquier enfoque, debido que desde aquí se fraguó su revolución y desde aquí par­tieron a la isla y al triunfo. El país del que recibieron todo el apoyo moral y diplomático en la asamblea de la OEA y en el congreso de la ONU fue el nuestro que no regateó ninguna postura para brindarles el voto en nombre del respeto a la soberanía internacional.
Ahora nos pagan con esa denuncia internacional de condena y bloqueo por concepto de una epidemia que efecti­vamente ha cobrado víctimas, pero que ha sido reducida a su más bajo índice y de acuerdo a las atenciones sanitarias se ha contenido; pero no todos esta­mos afectados, por ejemplo aquí en Tabasco, en Centro y Teapa no se ha detectado ningún caso de contagio, lo mismo en Jalapa y Tacotalpa; entonces se han dado casos, pero debido a la atención de las instituciones médicas esas no prosperan o se deben a otro tipo de gripa normal. Lo mismo ocurre en muchas partes del país, donde el rumor y la especulación han rebasado todas las expectativas para inyectar un ambiente de temor y de pánico, pero los casos detectados a tiempo se han logrado rescatar de la enfermedad.
Muchos gobiernos y pueblos pierden la memoria, como en el caso de Chile. Cuando el golpe militar de Pinochet, la usurpación consumó la caída del presidente Salvador Allende, ¿cuál fue el gobierno y pueblo que le brindó todo el apoyo a los miles de chilenos que abandonaron su país? ¡México! Desde luego, aquí se le abrieron las puertas a los veleidoso andinos, que fueron recibi­dos con los brazos abiertos por nuestros ciudadanos; recuerdo que a mis 23 años, como secretario del Ayuntamiento de Cárdenas con el Dr. Eugenio Amat de la Fuente, fui el coordinador de todos los trámites para la ubicación de 300 chile­nos y en mi departamento se instaló una familia que jamás demostraron humildad ni modestia, querían comer de lo mejor, degustar con buenos vinos y se compor­taban como turistas vanidosos, no como víctimas afectadas por una conmoción política ocurrida en nuestro país.
En otro canal de observación tene­mos a los chinos que, por un amplio catálogo de cosas, debían estar agra­decidos con nuestro país, empezando que en México nunca se les ha discrimi­nado ni humillado a como ha sucedido en otras partes y desde que llegaban en baúles, como lastre de barcos y en naves de corchos, siempre fueron bien recibidos y su presencia sirvió para establecer el principio constitucional de que todo esclavo que pise suelo nacional obtendrá automáticamente su libertad; los orientales no sólo obtuvie­ron su libertad, sino también por simple trámite la nacionalidad y se convirtieron en los zares de restaurantes, cafés, tintorerías y todo lo relacionado con el comercio con Oriente. La mejor ilustra­ción es la Nao China, pero hoy ya se les olvidó lo que ha significado México para ellos, incluyendo el mercado negro y el clandestino del que han abusado.
Sobre España qué podemos decir, su actitud para con México nos pare­ce del todo extraña. Basta recordar cuando el asalto a la República por los fascista de Francisco Franco, fueron miles de peninsulares que arribaron a nuestro país y aquí encontraron todo el calor del mundo y se sentían como en su propio país, pero tal parece que ya se les olvidó el poema de León Felipe sobre México, cuando aborda un sentimiento profundo de la idiosin­crasia tan particular de nuestro país, pero además qué pueden argumentar los gachupines cuando ellos, en los tiempos de la Conquista nos trajeron la gran mayoría de enfermedades en­démicas como la sífilis que padecía el mismo Hernán Cortez, lo mismo que la varicela, viruela, difteria y un corolario más de contagios que aquí no se co­nocían y luego de implantar el sistema esclavista y repartirse la tierra en en­comiendas se llevaron todo el oro y la plata y crearon los vicios más graves de México como la corrupción, expo­liación y el engaño y la demagogia que constituyó la mejor herencia que nos dejaron. Como valor agregado fueron los Romano y los G. Benito, los prin­cipales taladores que arrasaron con la selva tabasqueña y de Chiapas, y para no ser menos manejan en México el mercado de abarrotes; la mayoría de cantinas, bares y zapaterías, así como de telas, son propiedades de hispa­nos… Entonces ¿cuál es el problema, esa animadversión contra nuestro país que tanto les ha dado?
Podría hablar de Argentina y de Perú, pero mejor aquí dejamos esto, con la recomendación para los mexi­canos de que si tenemos un poco de vergüenza, cuando pase la crisis, quitar del itinerario toda clase de viaje a la isla de Cuba, que a fin de cuentas es el país que más nos debe y su actitud es del todo denostable y además, a pesar de ser una dictadura por donde se le vea, siempre hemos defendido a un gobierno de la familia Castro Ruz que asaltó el poder como si fuera un patrimonio.
Es triste reconocerlo pero así es y nosotros siempre nos hemos hecho tontos y calificado convencionalmente como el gobierno de la revolución pero la realidad es otra. Se trata de una dic­tadura que ha sido peor que la de Ful­gencio Batista y se imagina, ya llevan más de 50 años en el poder.

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