CALDERÓN RATIFICÓ SU ILEGITIMIDAD

Por: Pedro Lara Hernández (LD 13-07-09)
¿Quién puede negar, por los recientes resultados electorales, la contundente derrota a las políticas públicas instrumentadas por el ilegitimo Calderón en los primeros 30 meses de gobierno, así como de la pésima estrategia partidista aplicada? Esto, porque la mayoría de los votantes mexicanos dieron muestra el pasado 5 de julio, de no interesarle lo que han hecho los políticos y los partidos políticos en nuestro país.
Si analizamos la frialdad de los resultados electorales, tenemos que, de un listado de 77 millones 480 mil votantes, de los que el 51.79 por ciento son mujeres, el 48.21 por ciento son hombres. Aproximadamente se emitieron 34 millones de votos. El PRI obtuvo 12 millones 500 mil votos. El PAN obtuvo 9 millones 500 votos. El PRD obtuvo 4 millones de votos. La “chiquillada” obtuvo 6 millones de votos entre todos. Más 2 millones de votos anulados. Quedando realmente 32 millones de votos efectivos. Viendo así la realidad de los números tenemos que el verdadero triunfador de esta elección federal fue el abstencionismo.
Treinta y dos millones de votos representan el 41 por ciento, de los 77,480 votos posibles. Es decir, en el pasado proceso electoral se observa una aceptación ciudadana del 41 por ciento y un rechazo del 59 por ciento. Visto en estos términos, las autoridades electas cada día son más deficitarias de legitimidad ciudadana.
Paradójicamente, mientras, cada día se observa mayor desinterés ciudadano en los procesos electorales, las privilegiadas autoridades electorales: Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación aumentan sus jugosos presupuestos. Este 2009, manejan un presupuesto de aproximado de 14 mil 500 millones de pesos (12,880 MDP del IFE y 1,650 MDP del TRIFE). De donde los partidos políticos gastaron 819 millones 400 mil pesos, difundiendo 23 millones de promocionales en los medios electrónicos.
En síntesis, a Calderón le bastaron solo dos años y medio de “gobierno” para quedarse prácticamente solo. De un universo de 77.5 millones de mexicanos, solo apoyaron a sus representantes panistas 9.5 millones de votos, es decir, el 12 por ciento. Estos números le significan en la realidad, su peor derrota política.
¿Quién puede negar a estas alturas que Calderón ya perdió el 99 por ciento de posibilidades de entregarle a un correligionario la ansiada y cotizada silla presidencial?
A Calderón, faltándole todavía tres años y medio de gobierno, con la nueva correlación de fuerzas políticas, derivadas de los recientes resultados electorales, para sobrevivir y en aras de la gobernabilidad, no le queda más que hacer una alianza política, que le implica meter a los priistas nuevamente a Los Pinos.
Ante los recientes resultados electorales, realmente ningún partido político debe echar a volar las campanas de la victoria. Que nadie se sienta más vencedor que el abstencionismo, sin antes poner en remojo sus barbas. Porque el líder que en el año 2012 motive a la participación política a ese 59 por ciento de ciudadanos que no participó, por ahora, puede ser el fiel de la balanza que determine el triunfo en las próximas elecciones presidenciales. Al tiempo.

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