Félix Fulgencio Palavicini: Un teapaneco vertical y digno

Ante el asesinato vil y artero de su padre juró jamás regresar a Teapa.


Por: Bartolo Jiménez Méndez

FELIX FULGENCIO PALAVICINI es considerado el padre de los periodistas mexicanos y su actividad en ese renglón es vasta y hasta hoy, se le considerada el más completo y profesional de los hombres que desde la revolución, hicieron que su pensamiento y obra se ampliara hasta las presentes generaciones.
Por eso el teapaneco utilizó la lupa para ver el mañana, por eso pensaba en el futuro de México y participó activo en la campaña presidencial de Francisco I. Madero, se convierte en su orador oficial pensando que el cambio de México se encuentra en la democracia y la libertad y por eso, como legislador por el Quinto Distrito de la capital y de esa manera en Querétaro, se convierte en un parlamentario a la vanguardia de los acontecimientos, dialéctico y con conocimiento de todos los temas que se discutían y aquí es donde su preparación y estudios en D’Arts,et Metiers de Paris, se ponen de manifiesto como una mentalidad cosmopolita que tenía una idea clara de lo que representa un cambio revolucionario en la restauración de la república o en la construcción de la misma a como sucedía en México.

Palavicini, además de la flama de la revolución que lo envolvió desde su niñez, sufrió el vacío de la ausencia de su padre cuando en un acto inexplicable de venganza inédita, Julio Padrón y su hermano Antonio, asesinaron a su padre Juan Vicente Palavicini causando en Teapa, Pichucalco y todo Chiapas, así como Campeche, un estado de expectación por tanta saña en contra de un hombre que vivía para el trabajo y con proyecto para el futuro y eso destruyó su hogar cuando su madre Beatriz Loria decidió rematar su propiedad y abandonar la tierra natal y vivieron en San Juan Bautista, donde estudió la primaria y así se recibió de ingeniero topógrafo en el Instituto Juárez hoy, UJAT.

Su despierta inteligencia siempre le trajo al serrano, enemigos gratuitos y el historiador, don Alfonso Taracena Padrón, siempre lo fustigó en sus escrito y en referencias personales cuando lo llamaba peyorativamente como agrimensor y persona oportunista que engañó a Madero con una falsa postura de revolucionario cuando no era más que un empresario y esto se podría pensar ¿En que se debía a la enemistad de los Padrón con su padre? Eso queda en interrogante debido a que don Alfonso no era hombre de ofensas personales que se debían desagraviar y el asunto consiste en la amistad con José Vasconcelos y Madero y de Carranza y Obregón.
Tal vez eso fue, pero quién sabe…
Lo importante es que durante el congreso constituyente esgrimió las más sólidas argumentaciones teóricas expuestas como proyecto de ley por un parlamentario que sabía tocar las cosas de fondo y que conocía la realidad del país y ese era Félix Fulgencio, que manejaba el discurso con una dinámica de procedimientos que sólo el talento e inteligencia de un conocedor podía manejar para que quedaran grabadas para siempre en la conciencia nacional.

El primero de octubre de 1916, fundó El Universal, lo mismo que El Universal Ilustrado; “El Universal Gráfico” y el “Universal Taurino”, todo un concierto de periódicos donde el periodismo renacía y empezaron a brillar las primeras estrellas de la redacción y en el reportaje como, Fernando Ramírez de Aguilar(Jacobo Dalevuelta)Rafael Solana (Verduguillo) Jesús Gómez, José Gómez Ugarte, Regino Hernández Llergo, Ernesto Hidalgo y otros que iluminaron con su pluma en esos difíciles años incluyendo a los intelectuales, escritores y poetas, como Artemio del Valle Arizpe, que tenía a la sociedad súpita con la publicación de “La Güera Rodríguez”; Luís González Obregón, Ramón López Velarde, Saturnino Herrán, Luís Cabrera, José Vasconcelos, Querido Moheno, Manuel Revilla y hasta el Porfirista de Hueso colorado, Francisco Bulnes.

El programa de El Universal es el programa de la revolución afirmó el ingeniero Palavicini, a tal grado de que la fuente fidedigna de noticias sobre México provenían del periódico y hasta la fecha, con el lema del Diario de la Vida Nacional, el periódico fundado por el Teapaneco continúa siendo la voz de México.
Siempre metido en la vorágine de la revolución y sus consecuencias, los Obregonistas del Plan de Agua Prieta, se apropiaron del periódico y se lo obsequiaron a Miguel Lanz Duret, y con eso concluyó también la promoción para la ayuda a la Cruz Roja; el Congreso Nacional del Niño y la formación del Sindicato Nacional de Redactores de Prensa, es decir, Palavicini tenía una visión panorámica de México y de sus necesidades y siempre concretizaba los avances que debían darse en todo los sectores de nuestra sociedad y le sirvió empaparse con la cultura y desarrollo intelectual de Francia, para aplicarlos en México.

El Teapaneco tenía visión del futuro y por eso apoyó a Madero y a Carranza y no a Obregón que era un militar cualquier de cualquier cosa por obtener el poder así como lo demostraron con los asesinatos de Huitzilac y de otros no menos memorables que trazaron las vías de una enconada lucha por el poder hasta establecer la gran alianza que dio origen al PNR o sea al PRI, en cualquiera de sus versiones que convirtió las conquistas de la revolución en gobiernos de Plan Sexenal y sin continuidad. Creando una burocracia ociosa en torno a las instituciones y el espíritu de cambio y la visión al futuro se convirtió en una ficción de la historia que hoy más que nunca estamos lamentando.

El paisano ha sido el intelectual de más alto nivel que pasó por Europa y los reconocimientos a sus obras, conferencias y puntos de visto críticos fueron de la aceptación del público más selecto de Holanda, Bélgica, Francia y la mayoría de países del viejo continente que vieron en el periodista a un personaje diferente a lo acostumbrado en ladinos y dictadorzuelos que eran el pan nuestro de cada día y en el de Teapa no, había elegancia, conocimientos, figura y una voz autorizada por sus propios méritos.

En la entrada de Teapa debía describir un arco a la revolución y a la carta magna de la que fue proyectista, con la figura del hombre que tanto brillo le diera a la inteligencia y a la alta calidad parlamentaria, por lo que se le puede agregar a un hombre por encima de su tiempo y a la altura del arte que no tiene comparación.


Por: Bartolo Jiménez Méndez

FELIX FULGENCIO PALAVICINI es considerado el padre de los periodistas mexicanos y su actividad en ese renglón es vasta y hasta hoy, se le considerada el más completo y profesional de los hombres que desde la revolución, hicieron que su pensamiento y obra se ampliara hasta las presentes generaciones.
Por eso el teapaneco utilizó la lupa para ver el mañana, por eso pensaba en el futuro de México y participó activo en la campaña presidencial de Francisco I. Madero, se convierte en su orador oficial pensando que el cambio de México se encuentra en la democracia y la libertad y por eso, como legislador por el Quinto Distrito de la capital y de esa manera en Querétaro, se convierte en un parlamentario a la vanguardia de los acontecimientos, dialéctico y con conocimiento de todos los temas que se discutían y aquí es donde su preparación y estudios en D’Arts,et Metiers de Paris, se ponen de manifiesto como una mentalidad cosmopolita que tenía una idea clara de lo que representa un cambio revolucionario en la restauración de la república o en la construcción de la misma a como sucedía en México.

Palavicini, además de la flama de la revolución que lo envolvió desde su niñez, sufrió el vacío de la ausencia de su padre cuando en un acto inexplicable de venganza inédita, Julio Padrón y su hermano Antonio, asesinaron a su padre Juan Vicente Palavicini causando en Teapa, Pichucalco y todo Chiapas, así como Campeche, un estado de expectación por tanta saña en contra de un hombre que vivía para el trabajo y con proyecto para el futuro y eso destruyó su hogar cuando su madre Beatriz Loria decidió rematar su propiedad y abandonar la tierra natal y vivieron en San Juan Bautista, donde estudió la primaria y así se recibió de ingeniero topógrafo en el Instituto Juárez hoy, UJAT.

Su despierta inteligencia siempre le trajo al serrano, enemigos gratuitos y el historiador, don Alfonso Taracena Padrón, siempre lo fustigó en sus escrito y en referencias personales cuando lo llamaba peyorativamente como agrimensor y persona oportunista que engañó a Madero con una falsa postura de revolucionario cuando no era más que un empresario y esto se podría pensar ¿En que se debía a la enemistad de los Padrón con su padre? Eso queda en interrogante debido a que don Alfonso no era hombre de ofensas personales que se debían desagraviar y el asunto consiste en la amistad con José Vasconcelos y Madero y de Carranza y Obregón.
Tal vez eso fue, pero quién sabe…
Lo importante es que durante el congreso constituyente esgrimió las más sólidas argumentaciones teóricas expuestas como proyecto de ley por un parlamentario que sabía tocar las cosas de fondo y que conocía la realidad del país y ese era Félix Fulgencio, que manejaba el discurso con una dinámica de procedimientos que sólo el talento e inteligencia de un conocedor podía manejar para que quedaran grabadas para siempre en la conciencia nacional.

El primero de octubre de 1916, fundó El Universal, lo mismo que El Universal Ilustrado; “El Universal Gráfico” y el “Universal Taurino”, todo un concierto de periódicos donde el periodismo renacía y empezaron a brillar las primeras estrellas de la redacción y en el reportaje como, Fernando Ramírez de Aguilar(Jacobo Dalevuelta)Rafael Solana (Verduguillo) Jesús Gómez, José Gómez Ugarte, Regino Hernández Llergo, Ernesto Hidalgo y otros que iluminaron con su pluma en esos difíciles años incluyendo a los intelectuales, escritores y poetas, como Artemio del Valle Arizpe, que tenía a la sociedad súpita con la publicación de “La Güera Rodríguez”; Luís González Obregón, Ramón López Velarde, Saturnino Herrán, Luís Cabrera, José Vasconcelos, Querido Moheno, Manuel Revilla y hasta el Porfirista de Hueso colorado, Francisco Bulnes.

El programa de El Universal es el programa de la revolución afirmó el ingeniero Palavicini, a tal grado de que la fuente fidedigna de noticias sobre México provenían del periódico y hasta la fecha, con el lema del Diario de la Vida Nacional, el periódico fundado por el Teapaneco continúa siendo la voz de México.
Siempre metido en la vorágine de la revolución y sus consecuencias, los Obregonistas del Plan de Agua Prieta, se apropiaron del periódico y se lo obsequiaron a Miguel Lanz Duret, y con eso concluyó también la promoción para la ayuda a la Cruz Roja; el Congreso Nacional del Niño y la formación del Sindicato Nacional de Redactores de Prensa, es decir, Palavicini tenía una visión panorámica de México y de sus necesidades y siempre concretizaba los avances que debían darse en todo los sectores de nuestra sociedad y le sirvió empaparse con la cultura y desarrollo intelectual de Francia, para aplicarlos en México.

El Teapaneco tenía visión del futuro y por eso apoyó a Madero y a Carranza y no a Obregón que era un militar cualquier de cualquier cosa por obtener el poder así como lo demostraron con los asesinatos de Huitzilac y de otros no menos memorables que trazaron las vías de una enconada lucha por el poder hasta establecer la gran alianza que dio origen al PNR o sea al PRI, en cualquiera de sus versiones que convirtió las conquistas de la revolución en gobiernos de Plan Sexenal y sin continuidad. Creando una burocracia ociosa en torno a las instituciones y el espíritu de cambio y la visión al futuro se convirtió en una ficción de la historia que hoy más que nunca estamos lamentando.

El paisano ha sido el intelectual de más alto nivel que pasó por Europa y los reconocimientos a sus obras, conferencias y puntos de visto críticos fueron de la aceptación del público más selecto de Holanda, Bélgica, Francia y la mayoría de países del viejo continente que vieron en el periodista a un personaje diferente a lo acostumbrado en ladinos y dictadorzuelos que eran el pan nuestro de cada día y en el de Teapa no, había elegancia, conocimientos, figura y una voz autorizada por sus propios méritos.

En la entrada de Teapa debía describir un arco a la revolución y a la carta magna de la que fue proyectista, con la figura del hombre que tanto brillo le diera a la inteligencia y a la alta calidad parlamentaria, por lo que se le puede agregar a un hombre por encima de su tiempo y a la altura del arte que no tiene comparación.

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