“Entre más sucio, mejor”

Agustín Lara Mata
Tacotalpa, Tab. Agosto de 2014. En los últimos años los ciudadanos hemos visto cómo la gente sucia, la gente inmoral, carente incluso del menor escrúpulo, se ha  ido apoderando de la política. Ambiciosos, vividores, mariguanos, narcos, homosexuales, bolos, asesinos, mayates, etc, pululan por los puestos de elección popular y las direcciones públicas. Así, por ejemplo, muchas figuras del ámbito  político nacional se hallan bajo la sospecha del crimen político o la sombra del narcotráfico. Y esto es en todos los partidos. Para muestra baste sólo un botón: Carlos Salinas y Ernesto Zedillo se encuentran bajo la sombra del asesinato de Luis Donaldo Colosio y los gobiernos michoacanos de Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy bajo la sombra del cártel del la Familia Michoacana, los Caballeros Templarios, la Tuta y todo lo que tenga que ver con el narcotráfico.
Y es que tal parece que actualmente ha desaparecido la ética, la moral política, el buen nombre del candidato, la buena imagen pública, para dar paso a arribistas, ambiciosos, traicioneros, gente sedienta de poder que tiene como máxima: “entre más sucio mejor”. Es decir, la política de la inmoralidad, de la compra de votos, de la compra de conciencias, de la compra de puestos públicos llámense gubernaturas, presidencias municipales o diputaciones. Hoy, con dinero, cualquiera se siente capacitado para lanzarse en busca de una presidencia municipal o diputación local, sin importar su pasado borrascoso y su presente deleznable. Ellos dicen, “con dinero baila el perro” y a esos se atienen, a eso se dirigen, a esa ciudadanía empobrecida, sumida en la ignorancia, ávida de una despensa o una lata de arena. 
Pobre gente de Tacotalpa, no saben ni a dónde ir, lomismo los joden  por aquí  que los chingan por allá.
Parte de esta manera de hacer política es lo que estamos viendo en Tacotalpa, donde un señor llamado David Coutiño Méndez, primo de Benjamín Méndez Torrano, el prototipo de la corrupción en Tacotalpa, con un poco de dinero en las bolsas se está lanzando a las comunidades a la compra de conciencias y votos para alcanzar la presidencia municipal. Y es que en Tacotalpa en las comunidades indígenas hay mucha necesidad y mucha ignorancia. No conocen a los “candidatos” ni tampoco están como para ponerse a hacer un análisis de aspirantes, ellos van “al que más me dé por ese voy a votar”. 
Es la voracidad, la ambición desmedida, la conquista del poder a cualquier precio para tener acceso a las grandes fortunas, a los ranchos, a los carros, a los lujos.  Entre la gente de Tacotalpa  se cuenta la jugada que le hizo a conocido doctor que siendo presidente municipal dicen confió en su entonces amigo y lo puso como prestanombre de un rancho que compró. Cuando al concluir su gestión fue a recoger el rancho, “su gran amigo” le quitó la mitad del mismo aludiendo que legalmente él era el dueño. Es la ambición, el juego sucio entre políticos, nadie sabe  para quién trabaja y ladrón que roba ladrón…así que  adiós “sincera, profunda  y gran amistad”. Y desde ese tiempo el hoy “aspirante” se convirtió en un ganadero distinguido miembro de la asociación de ese lugar.
Tiempo después la misma gente de Tacotalpa fue testigo de cómo el  químico pactó una regiduría para su hija en el ayuntamiento de Tacotalpa a pesar de  que esta joven no representaba ni representa nada en Tacotalpa. Mejor dicho, nadie la conocía ni convivía con el pueblo. Hoy,   cobijado por la pandilla de ex directores de la des-administración pública de Ulises Solís García  que hundió en la desgracia a los tacotalpenses, el ambicioso químico quiere ser  presidente municipal de Tacotalpa. Primero lo intentó con el PRI, pero como en este partido ya lo conocen y saben  de qué pie cojea, ¡zas!, que lo rechazaron sin darle tiempo a nada. Entonces el furibundo ex tricolor se fue a refugiar en el Partido Verde Ecologista de México, PVEM, el partido verde, que de ahora en adelante si de verdad que va a ser verde.   
Así que pobre gente de Tacotalpa, no saben ni a dónde ir, lo mismo los joden  por aquí  que los chingan por allá. Y  es que el perico, ahora convertido en tucán verde. No puej.  

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