Crónica de la entrega de reconocimiento a notables y no tan notables teapanecos

Pedro Jiménez Torres

Me pareció significativo que por iniciativa del propio Licenciado Javier Brindis –digo yo-, Coordinador del Centro de Capacitación para Maestros 2711, localizado en la parte trasera de la conocida y antigua escuela primaria “Urbana” en la ciudad de Teapa, se abriera dentro de dicho Centro, una biblioteca de actualización más con un formato asociado a los adelantos tecnológicos de estos tiempos que vivimos: las computadoras. Aparte de su función como centro de actualización para maestros, hoy, gracias a esta iniciativa, se cuenta en Teapa con otra biblioteca que por lo menos, no debe de pasar desapercibida, porque las bibliotecas ya en sí, son otro avance en materia cultural para quienes tenemos la poca costumbre de leer lo menos posible un libro, a no ser  la basura periodística de “Tabasco Hoy”. 
Lo que sea, pero ahí fui de zalamero a ver de qué se trataba dicho evento y fisgonear qué pasaría y cómo estaba organizada. De verdad que la nueva biblioteca pone en activo a cientos de libros que se encontraban desde hace años arrumados, en silenciosa espera de que algún curioso maestro llegara y abriera aunque sea un solo libro por pura chiripa. Meses atrás, dos años diría, tuve la oportunidad desde fuera y pegando el rostro a las ventanas de persianas de vidrios –como burdo ladrón pues nadie me atendió-, poder leer en los lomos de aquellos amigos libros, quiénes se hallaban como autores. En serio, me sorprendieron los escritores ahí encerrados. Desde conocidos hasta extraños que nunca había leído, pero si el nombre del italiano Norberto Bobbio no le dice nada, tal vez el del español José Ortega y Gasset  sí se le haga más familiar o el de los mexicanos Juan Rulfo, o Carlos Fuentes y el colombiano Gabriel García Márquez. Pues estos cuantos y bastantes más, se encuentran dentro de este acerbo con grandes e importantes colecciones de los grandes maestros helénicos y de muchas regiones del mundo y de nuestro país. Eso es lo que vi en poco tiempo del que dispuse en mi fisgoneo anterior al presente evento de apertura de la biblioteca.
La biblioteca - por cierto un detallazo de primera-, se le puso el nombre de la señorita Martha del Carmen Landero García, quien estuvo ahí presente con sus 81 años de edad y su relatoría al respecto de la vida docente que practicó –no solo los maestros practican la docencia-, es  tan significativa que casi todo su tiempo se lo dedicó a la biblioteca pública de Teapa en años pasados cuando se encontraba mucho mejor en pleno corazón del parque central de esta ciudad y en otros sitios y ser secretaria de don Lencho Iduarte que para desgracia es papá del no tan simpático Director de Atención Ciudadana en el Ayuntamiento de Teapa, Lorenzo Iduarte(¡Y ser pariente del ilustre Andrés Iduarte! ¡Dios mio!) . La importancia estriba en que se le da este honorífico nivel cuando la célebre homenajeada se encuentra viva y no cuando le llevemos un arreglo floral a su tumba y guardemos un minuto de silencio que ni ve ni escuchará. La biblioteca es un acierto, su nombre ni se diga. Bien por el Licenciado Javier Brindis por esto.  
El pero de este acto llevado a cabo el pasado martes 25 de noviembre de 2014 en ese lugar, donde se dieron cita personalidades de diversas tendencias políticas en el espectro local y de otros municipios, con la participación de maestros que gustosamente cantaron y una graciosa niña con su dominio de la memoria y la poesía bien dicha declamó un ramillete de rimados versos en honor a los maestros y no faltó la presencia de la marimba del estupendo maestro en música, el amigo Jorge Ocaña Hernández(Banana Show) y sus versados músicos. Pero el “pero” sigue en suspenso, cuando se nos anuncia a los presentes (¡ni modo que a los ausentes!) que muy aparte de tan significativo acto de apertura de este centro cultural colmado de nobles libros(el mejor amigo del hombre no es el perro, es un libro), públicamente se darían reconocimientos a otras personalidades del medio local por su sobresaliente actividad en pro del acerbo de la cultura en Teapa. Me pareció bien, cuando mencionaron a la distinguida señora Elda Bastar una declamadora que ha hecho historia; también, cuando el gran amigo José Francisco Gurría Romero ( el conocidísimo “Chicote”, que no se encabrona que le digamos así), rimador nato, creativo en activo, con sus contenidos picarescos y sus nostalgias y desgracias contadas al ritmo de la risa y una lágrima; al maestro y amigo Joaquín Iduarte, que ha hecho  de la rima un estilo narrativo muy novedoso reconocido a nivel nacional. Hasta ahí. Pero cuando escucho que se le otorgaba también reconocimiento (¡!) al “Licenciado” José Ramiro Padrón Wade ( “El Chelo Padrón”), sentí que algo andaba mal o que Javier Brindis andaba borracho. No. Todo era real y cierto como el día lluvioso de ese martes.
 No es posible –pensé-. Reconocimiento de qué le voy a poner a mi crónica –me dije-. Y Javier Brindis, que hasta antes de este anuncio sui generis, había logrado realizar una excelente faena de mucha estrategia política con pocos recursos económicos –le reconozco su astucia-, me sacó del apuro mental donde los signos de interrogación corrían de un lóbulo cerebral a otro hasta el cerebelo carcomidos en sus desgastadas neuronas. El Coordinador de este Centro, dijo, saludó y dio las gracias al “Chelo Padrón”, de este modo: “gracias Licenciado, es usted un gran analista político”(¡¡sic!!). El Chelo Padrón no dijo nada y agradeció tal distingo. Yo, por lo pronto, había descubierto involuntariamente, que mi amigo el Chelo, no tan solo es y ha sido “Ingeniero” de oficio-dice él-; en ese acto, Javier Brindys, líder del PAN en Teapa y Coordinador de este Centro de Capacitación para Maestros, lo graduaba con su reconocimiento al Chelo padrón, ¡como Licenciado! ¿Y el Chelo? ¡Feliz con su reconocimiento, con su nombramiento de Licenciado y su discurso que por fortuna fue impedido por la bondadosa tosedera (¡bendita sea!) que no lo dejó hablar con ese estilo peculiar que a todos los teapanecos les gusta cuando se apropia de un micrófono! Lo demás, se eclipsó ante la grandeza del eterno  y portentoso “Bucéfalo” de la autoría del graduado como “Licenciado”. ¡Dios Mío!
Y me fui, con esa confusión que provoca la duda al saberme que como yo, no hay otro pendejo más pendejo. Gracias por la invitación Javier… me quedaré sin amigos, pero al amigo, hay que hablarle con la verdad –me dije yo solo-, con la perversidad de la pluma en los dedos de la mano, PENSANDO EN “El Chelo Padrón” y Javier Brindis. ¡¡Qué Horror!! ¡¡Ya estoy como Chico Gan!!  

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