¡Un Peje en el Vaticano!

Pedro Jiménez Torres

Efectivamente. Un peje en el Vaticano por primera vez. Pero no es un peje cualquiera de los pantanos de Tabasco. Este peje no es lagarto – según sus propias palabras-, es de estas tierras nacido en el meritito Tepetitán Macuspana, pero patentado con nacionalidad cosmopolita ahora que saltó el charco y se fue a colarse al corazón de Roma Italia: El Vaticano. La Meca de los católicos en el mundo. Se coló y se coló –con la anuencia del Papa Francisco-, el hombre increíble de MORENA: Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Seguramente que Benito Juárez hizo berrinche y se dio una encabronada de aquellas. Pero, ¿qué sentiría Enrique Peña Nieto? ¿Pensaría que el Populismo avanza hacia Los Pinos? A lo mejor dirá: ¡no se puede con este cabrón! Y que a lo mejor llamó a Chong –su Secre de Gobernación- de inmediato para una urgente  reunión con los focos no en ámbar sino en rojo como peligro inminente. El caso a tratar: El Peje se nos fue al Vaticano. Y gritaría a lo mejor también al pobre Chong: ¡por qué no le negaron la visa o el pasaporte! Y mientras son peras o manzanas, Andrés Manuel, AMLO, El Peje, disfrutaba las mieles benditas y sagradas del papá de los católicos en el Vaticano y todavía, le pasa por debajo de la mesa a Tata Francisco, una especie de moneda circular de plata con la imagen de aquél otro gran chingón en la época del virreinato y protector de indios, el conocido y célebre Fray Bartolomé de las Casas, que por cierto –y esto sale a colación por la culpa del Peje-, “en ruta hacia Ciudad Real (hoy, San Cristóbal de las Casas, Chis.), encabezando a un grupo de frailes dominicos, pasó por Teapa y Tecomajiaca quien iba a hacerse cargo del obispado de Chiapas. El relato de este viaje es descrito extraordinariamente por fray Tomás de la Torre en su obra “Desde Salamanca, España, hasta Ciudad Real, Chiapas: diario de viaje, 1544-45”(Toponimia de la ciudad de Teapa).
Y es que el Peje no tiene un pelo de pendejo. Sabe lo que significa la figura de Fray Bartolomé de las Casas dentro de la causa indígena en México; es un signo de lucha en contra de la opresión española hacia los nativos. Lo que le entrega pues al Papa Francisco, es un mensaje político de su postura personal del indigenismo en el país y su lucha constante desde sus años mozos en el Instituto Nacional Indigenista (INI) en Tabasco, cuando contracorriente y la izquierda apestaba a comunismo ruso y cubano, el Peje revoluciona el mundos de los indios en Tabasco aunque esto no se crea, y hoy –entre otras cosas-, se cacaree a los Camellones Chontales de Tucta Nacajuca, cuando estos se crearon en la segunda mitad de  la década de los 70s por el propio AMLO y su equipo de trabajo. 
 Pero bueno, la cosa es que se lo recibe –el medallón- el mero, mero del Vaticano, de la mano de AMLO directamente a las manos del Pontífice. ¡Iche! Tronó el infierno, y los cielos se abrieron en ese pase de verónica taurina; hubo temblor en Palacio Nacional y en Los Pinos; la Bolsa de Valores enloqueció; La Casa Blanca cimbró en sus cimientos y mientras, desde las hermosas playas de la isla comunista de Cuba –de cuartita y mata, mata de EEUU- el carismático y longevo Fidel con sus casi noventa años, se cagaba de la risa chupando agua de coco con popote: ¡oye chico, ese Peje vale oro!-diría-. Y es que Andrés Manuel al darle la mano al patrón religioso y este aceptarle el humilde regalo, ha hecho historia de las buenas. Lo de AMLO y la Presidencia va en serio. O a como canta Violeta Parra: ¿Qué dirá el Santo Padre que vive en Roma, que le están estrujando a sus palomas? “Hay que echarle la mano a este Juan Diego de la planicie tabasqueña” –diría el Papa Francisco. Si el indio Juan Diego bajó del cerro, AMLO subió de lo más plano y bajo que hay en México, Tabasco, al altiplano del Anáhuac y saltó el atlántico hasta los murales de El Greco.
Todo podía ser posible, todo se le ha tolerado, plantones, marchas, insultos, senadores, diputados, presidentes municipales, delegados, MORENA… todo, todo, todo… menos llegar a Palacio Nacional para no infectarlo de Populismo.Pero –aquí viene lo bueno-, ¿¡cómo, cómo es que se nos peló a Roma el pinche Peje!? ¡Si ya le habíamos dado mordida al portero!-increpa EPN a Chong-. El peje es imaginativo. Ha creado la política del absurdo; hace lo que menos se espera, es la paradoja andando. Y no se puede con él. Ya lo dijo Picasso: Todo lo que te imagines puede ser realidad. Ahora, para el 2016 que el Papa Francisco viene a nuestro país –y desde hoy limpian las cloacas de todo el territorio-, se rumora y el rumor antecede a los hechos en México, que el Jefe de Jefes de los enemigos de Benito Juárez –se santigua el Director de TRIBUNA-, le dará otra vez la mano a este intrépido luchador de MORENA, el verdadero líder de la verdadera izquierda, y con esto, se dice, AMLO, El Peje, “el peligro para México” –repite a cada rato la reacción ultraderechista- se gana a 60 millones de mexicanos católicos y se echa en la bolsa izquierda del pantalón las elecciones presidenciales del 2018 a casi, casi, cumplir los 65 años(nacido en diciembre de 1953). Conclusión: ¡Hasta el demonio puede entrar al Vaticano! Si ya le dio la mano el Sumo Pontífice al papá de Arturo Núñez, ¡qué más puede esperarse de este pinche tabasqueño que mata a Peña Nieto y a Televisa suavemente con sus locuras impredecibles! ¡Iche! ¡Iche! ¡Iche! Tres veces iche!  

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