Fiebre electoral: los que se van,
los que vienen y los que quieren

Con el repudio de la base tricolor, Gina y Federico van a San Lázaro; Fernando Ma­yans y Chucho Alí, las opciones para Centro.

Por BARTOLO JIMÉNEZ MÉNDEZ
Hoy como nunca el ca­leidoscopio de las deli­beraciones políticas en Tabasco se presenta difícil y complejo; desde esa óptica los observadores nacionales pue­den formarse un criterio sobre ese raro fenómeno político ocu­rrido en las pasadas elecciones presidenciales donde los dos candidatos de más arraigo son originarios de este estado y su confrontación representó un verdadero choque de trenes que dieron pie para que los grupos fácticos entraran como terceros en discordia para manipular el proceso a resultados mediáticos que favorecieron a la ultradere­cha representada por los grupos empresariales que llevaron a Felipe Calderón a un triunfo de apenitas y desesperado.
En Tabasco, en las elecciones federales intermedias y en las locales se prolonga esa lucha bizantina por espacios en todos los niveles de la representación municipal, estatal y federal; por lo tanto, los enfrentamien­tos de corrientes, como los de Gina Trujillo contra el alcalde del Centro, Evaristo Hernández Cruz, donde media la postura personal del gobernador An­drés Granier, se encuentra a la mano y nace el conflicto que a la fecha parece irreconcilia­ble. La sociedad, por su parte, ya observa que el asunto se está convirtiendo de fisuras a un rompimiento visceral y que ya el parto de los montes está anunciando un PRI alterno.
Los protagonistas en palcos y plateas no se han detenido en la simple inconformidad y si Gina Trujillo ha propiciado la alianza con grupos y corrientes denun­ciadas ante la opinión pública como el madracismo de Rober­to, EVA, por otra parte, ha con­vocado a ex gobernadores como Víctor Manuel Barceló, Leandro Rovirosa, Manuel Andrade, En­rique Priego Oropeza y dirigen­tes de peso político específico de enorme trayectoria como el senador Arturo Núñez Jiménez y el ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador. Las cosas se ponen al rojo vivo y ¡sálvese quién pueda!
Hay que reconocer que Gina Trujillo pertenece a esa casta de políticos del jurásico que tanto daño le han hecho al tricolor de­bido a que actúan por castas o sectas que ubican por encima de cualquier otro interés y además, en forma cínica, no lo disimu­lan; allí tiene usted que de inme­diato ha movilizado sus piezas y colocado en el CDM a un incon­dicional como Irving Orozco y a Fernando Calzada Falcón, coor­dinador de la bancada tricolor en el Congreso local y ahora, como una prolongación de lo mismo, su asignación en las posiciones uno y dos de la lista a la prime­ra circunscripción plurinominal a la legislatura federal. Y como si todo eso fuera poco, incluye la consigna de su amo, Rober­to Madrazo, quien requiere en estos momentos sus eunucos e ilotas para volver a adquirir ca­lidad competitiva en el mercado de la política.
La Vorágine Cíclica
Para quienes se han preocupado de observar el proceso de cam­bios y virajes de la política en Tabasco, tienen que aceptar que los rompimientos vienen cuando menos se lo imaginan. Así ocu­rrió en el primer tercio del siglo pasado, cuando el garridismo cambió todas las expectativas que hasta esos tiempos consti­tuían la paz, calma y tranquili­dad de una sociedad tradicional y conservadora que permanecía en la más completo olvido en re­lación al centro de la república; por eso el aislamiento nos con­vertía en una región bloqueada en sus inercias productivas, ya que la falta de caminos y puen­tes nos condenaba al atraso y al subdesarrollo total. Y así queda­mos por muchas décadas con la calificación de paraíso tropical perdido en la vegetación y el pantano, lo mismo que los mo­nos y las iguanas.
Sumando las fechas de 1929 a la actual, el PRI ha goberna­do a Tabasco 80 años, con las diferentes ciclas de PNR, PRM y finalmente aquello de institu­cional que fuera el bautismo de Miguel Alemán, en 1950 con el escudito tricolor y desde enton­ces no pasaba nada extraordina­rio, sólo estallidos emocionales de carácter temperamental que se apagaban solitos o la satis­facción de ambiciones políticas como los movimientos trama­dos y convencionales para tirar a don Manuel Bartlett Bautista del poder y en 1967 y 1968 la organización estudiantil contra don Manuel R. Mora Martínez, hasta llegar la gran confabu­lación de fuerzas y corrientes oscuras encabezadas por el siempre maquiavélico Roberto Madrazo, para expulsar a don Salvador Neme Castillo del go­bierno estatal.
El verdadero cambio se dio en 1988, cuando el inconmovi­ble PRI, comienza a erosionar su jerarquía de maquinaría política, de aplanadora que pierde espa­cios y por primera ocasión, una oposición real, alterna el poder en el congreso y gana un núme­ro de alcaldías y de allí pa’l, la dirigencia del partido no ha sido capaz de contener el avance de la oposición que hasta ahora ha estado representada por el PRD, pero, que no olviden que la cu­riosidad ciudadana es veleido­sa y susceptible para arañar en nuevas cosas y como la new fas­hion, se impone en este mundo de esnobismo y diletancia, si el PAN, presentara un proyecto de gobierno fuera de puritanismo con perfil derechista, sin mucha tramoya continuaría en el po­der debido a que con todo y sus grandes defectos, lo hace mejor que el PRI.
La mejor oferta que tenían los candidatos del partido del sol azteca, era su calidad de co­rriente renovadora que daba al traste con el perfil de tradicio­nal del político demagogo que siempre habíamos padecido, y por eso la química se dio en cuanto a las circunstancias his­tóricas, pero la traducción que hacía Metternich Theillerand de que el último objetivo de la formación política después del poder es el dinero, comprueba que las ambiciones se despier­tan y, como un día afirmó Her­bert Marcuse, la sociedad del confort se encuentra por enci­ma de todas las cosas y allí es donde la función se corrompe.
Los candidatos del PRD hoy no tienen oferta debido a que corren en el mismo carril de sus rivales y no han aportado nada nuevo en su forma de gober­nar, salvo su discurso que no es otra cosa que una consigna de cartabón que maneja Obrador a su muy especial gusto; pero nada nuevo, todo es parte de un conflicto de intereses de grupo donde la palabra democracia sólo se utiliza como punto de referencia. Y para el botón de muestra ahí se encuentra Ama­lia García, que de defensora entregada a la aplicación de la democracia hoy está convertida en una manipuladora. Y hablo por haber tratado con ella en mis tiempos de dirigencia es­tudiantil donde nos querían im­partir consignas del partido co­munista, pero a mí me gustaba tratarla no por lo que pensaba sino por las piernitas tan boni­tas que tenía.
Esa es la historia de la demo­cracia: aquello que conviene es válido lo que no, pues no. Había que escuchar al “Chato” Home­ro Pedrero, cuando no cobraba en ninguna parte, despotricar contra el sistema y cuando es­taba en la nómina se rasgaba las vestiduras en alabarlo y de­fenderlo, como San Jorge con­tra el dragón, mientras que en Tenosique se quedó con todo el dinero del poder.

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