La popularísima calle 27 de Febrero

Pedro Jiménez Torres


Envuelta en mitos, leyendas, chismes, cuentos, la calle popularísima de la 27 de Febrero en la ciudad de Teapa, en la parte más alta del primer cuadro urbano de la ciudad (dando la vuelta está uno en el centro), se pinta sola para darse el lujo oral de oír por la vecindad de sus habitantes que han vivido por generaciones en ese lugar, tanto de los difuntos como de los que aún viven. En la esquina de esa calle con la Manuel Rosado, vivió un extraordinario personaje de la cultura popular de cualquier parte, como lo fue el finadito que todo mundo lo llamó y conoció por su apodo “ mil amores” y no hace mucho, falleció su hermano el maestro “Pifas” de oficio albañil. Esta muerte y todas las que se han dado en esta calle, demuestran algo común y corriente, cotidiano, entre sus vecinos: solidaridad, espíritu de comunidad. Al maestro “Pifas” –que es por su sobrenombre que se conocen en Teapa-, en su lecho de enfermo no le faltaron las visitas, las palabras de aliento, que si una poscagüita de arroz, frijol, un plato de comida, alguna ayuda económica y en su velorio, los albañiles con su trabajo cooperaron, otros con cemento, el café para velarlo y sobre este singular modo de “sentirse en casa” en la 27 de Febrero, aún en momentos difíciles como la muerte, los negativos dimes y diretes me dicen que son eso, porque en esa calle de tan mal fama por  que no la conocen, viven tranquilos todos sus vecinos aunque convivan con sus teporochitos de todos los días sin que causen la menor falta de respeto al que pasa.
En esa calle, de singularidad arquitectónica, las entradas de las casas todavía conservan escaleritas de dos, tres o hasta cinco peldaños para entrar a casa. Ahí, viven familias de apellidos casi convertidos en puntos de referencia obligados y personajes legendarios: el famoso “Beña”, que nos maravilla con sus guisos botaneros y por el arte de realizar negocios y levantarlos; doña Sarita la enfermera que cuida de sus pacientes; Luis Doporto, doña Mary la pozolera, doña Chucita Mayorga, doña Lucy la estilista, don Lencho Brindis con su taller mecánico y sus combis, los Quero, la panadería de “El Chino”,los Palacios , los Nárez, hay una color verde, de gran valor esotérico que en su parte alta del frente rezan estas palabras: Casa San Judas Tadeo, Lectura de Tarot y Cartas, cel. 932 1027621, casa, 32-2-13-50, aquí, Doña “Tronco” es la mejor lecturista del tarot y las cartas. Pero  tenemos también una tienda de uno de los “Quero”, una vidriería de otro “Quero”, y en otra casa, vive el Quero chico; hay una carnicería de don Nárez, se vende pozol, dulce, anuncios de venta de coca cola, de pequeñas tienditas, en la esquina hay una papelería, en otra casa se lee un aviso sobre los rezos que se le harán al finado ya no serán a las 4 sino a las seis de la tarde, mientras, los amigos del etílico líquido que nos desamarra toda inhibición, lo tragan un grupito que se conocen muy bien y de todos los días, son parte del paisaje de la 27 y se han ganado un respeto porque nadie los molesta por su propia manera de respeto hacia los demás. Los encuentra cerca de la entrada a la Quinta de Selene Mollinedo, y su hermano donde cuentan que mataron a un niño por un mango. En esta calle 27 de Febrero, por un largo tiempo funcionó el antiguo rastro municipal, luego el  Ministerio Público que se convertía en un hervidero de gente y vehículos y frente a esta, todavía hoy, se encuentra la espantosa cárcel que es una de las mejores del estado de Tabasco con el Juzgado de lo Penal. Un reciente inquilino ha llegado a esta calle y es de algunos años de ser vecino ahora, es el Director de este su periódico TRIBUNA, Daniel Becerra Conde, que junto con su familia, ya conviven en esa calle de tanta controversia verbal, pero que el mito se rompe, cuando usted camina por la misma. “En la 27” “por la 27”, es el estilo de llamarla en Teapa. Pues en esta calle, para que lo sepa aunque lo sabe todo mundo, muy pronto estará si no todos los días, algunos, el hoy famoso “Nico” Mollinedo que compró y construye a lado de la casa del Doctor en Educación Luis Antonio Vega Alvarado, que es un vecino de muchos años de vivir en la 27. Esto y mucho más sabemos de la populosa calle que termina en el entronque con la calle “José Víctor Jiménez”. Claro que faltó decir más, pero, ¿acabaríamos de contar, como en “Las mil y una noches”? Valla, camine por la 27 con toda la seguridad del mundo. Va a notar que no es a como la pintan.  

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