Llegó la primavera: Joyas infravaloradas de nuestra flora local

“Todo el cielo es el sol, la primavera tiene un ojo amarillo y otro rosa, oigo un antiguo grito, que allá por mis arterias con paisajes -el Sol, el Sol- implantaron sus horas”. -Carlos Pellicer Cámara.


Irma Paola Jiménez
 


La vida de una flor es efímera. Su llegada junto con la primavera siempre pasa desapercibida para el común de los mortales. Llega con prontitud y tarda lo que el aleteo de un colibrí. Un pestañeo pasa, el verano se estaciona y todo se ha ido justo cuando recién notabas que empezó el cambio de estación. 
Entre tanto, el florido espectáculo de los macuilises, guayacán, framboyanes y una que otra jacaranda comienza en la sierra tabasqueña como cada primavera y está siendo infravalorado. Los jóvenes prefieren fijar su mirada en paisajes extranjeros que van desde los mágicos bosques nevados europeos, el siempre romántico árbol de cerezo en Japón —el cual, por cierto, florece también durante esta época del año— hasta los vistosos parques estadounidenses, y no reparan en las virtudes que el follaje local tiene para ofrecerles. Sí, estoy diciendo algo más que obvio pero no deja de ser triste.

De todos los estados del sureste mexicano, Tabasco es el único con el título de “Edén”, tal y como dice la popular canción: “Ven, ven, ven, vamos a Tabasco que Tabasco es un edén”. Gozamos de una gran vegetación y fauna que no tiene comparación y puede equipararse a Europa, Japón, Estados Unidos u otros países de América Latina.
El guayacán, macuilis y framboyán ya comenzaron a asomarse tímidamente durante los últimos días de invierno y le otorgan al municipio una visión de fantasía con sus intensos y deslumbrantes colores amarillos, delicados rosas liláceos, y tonos anaranjados, respectivamente; adornando calles, parques y avenidas con alfombras hechas de sus flores y hojas. Esta cautivante triada no pasa desapercibida ante los ojos de los visitantes de otros continentes quienes se las han llevado de nuestro país para introducirlas en jardines botánicos e incluso parques y calles de Europa y Oceanía. Irónico, ¿no? 

MACUILIS

El macuilís es un árbol de la familia de las Bignoniáceas originario de las regiones cálido-húmedas y subhúmedas de América continental. Su área de distribución natural abarca desde México a través de Centroamérica hasta Colombia, Venezuela y Ecuador formando parte de los bosques tropicales.

Los árboles son caducifolios y en la madurez alcanzan una altura de 25 metros. Se reconocen por sus hojas digitadas de 10 a 35 centímetros de largo, compuestas por 5 hojuelas lanceoladas o elípticas, con el margen entero, el ápice agudo o acuminado y la base cuneada. 
El macuilìs produce una madera de excelente calidad parecida a las maderas del encino y del fresno. Las flores son melíferas y contribuyen a la producción de miel de buena calidad. 

“El macuilís se desnuda 
y hoja por hoja su desnudez, 
es una sola rosa gigantesca, 
la rosa pálida del trópico, 
de un niño enorme amanecer.” 
-Carlos Pellicer Cámara. 

El árbol florece de manera espectacular vistiéndose de flores de color de rosa sumamente atractivas por lo que es plantado en muchos lugares como ornamental para embellecer avenidas, parques y jardines. Las flores nacen en panículas y son tan frágiles que fácilmente se ven dispersadas por el viento.  Es una majestuosa escena que no tiene nada que enviarle a la clásica caída de las hojas de cerezo en Japón. 

GUAYACÁN

De la familia de las Bignoniáceas. Árbol característico del trópico, de madera muy dura, que alcanza de 20 a 40 m. de altura; su tronco es recto y cilíndrico, la madera es extremadamente dura. 
Las hojas tienen forma similar a una “mano”, se les llama “palmadas”, emergen foliolos u hojas secundarias, estos foliolos u hojas secundarias son alargados o ligeramente redondeados, con puntas finas, miden entre 4 a 15 cm. 

El guayacán se desnuda 
y hoja por hoja de su desnudez, 
audazmente florea sus amarillos juveniles 
todo un color hecho pueblo de horizontal amanecer.” -Carlos Pellicer Cámara.

El fruto es una cápsula cilíndrica de 29 a 61 cm de largo y de 1 a 3 cm de ancho, la superficie es lisa y las semillas miden 1 cm de largo y entre 2 y 4 cm de ancho. Su floración ocurre, por lo general, entre el mes de abril y mayo, con flores de color amarillo intenso.
Las flores se encuentran reunidas en racimos al final de las ramas, en grupos de 2 a 3, con forma de campanas de color amarilla, con dibujos rojizos en la parte de la garganta tubular de la campana. Los arboles adultos florecen de manera sincronizada dos semanas antes que inicie la temporada de lluvias.

“Y estos dos árboles desnudos, 
el guayacán y el macuilís, 
son las dos flores colosales 
que por el campo se pasean
sudando sol marzo y abril.”
-Carlos Pellicer Cámara. 

FRAMBOYAN

Originario de África, fue traído a América por los españoles durante la conquista. Hoy forma parte de la flora tabasqueña. Por su follaje verde brillante y sus flores rojo anaranjadas, se le considera uno de los arboles más coloridos del mundo. Alcanza una altura de 5 a 12 m. su follaje es denso y extendido, y en zonas de sequía no muy severa, puede mantener el follaje toso el año. Se cultiva básicamente como especie ornamental, para reforestación urbana. Un árbol tan común en Teapa pero en estados como Puebla y Veracruz es utilizado, para tratar las reumas y en Michoacán para tratamientos de asma y bronquios.
Al framboyán no le costó trabajo adaptarse ni a la geografía ni a la climatología ya que requieren de clima tropical o con características propias del trópico para sobrevivir. 
En Centroamérica se le conoce también como Malinche.
 Importancia

A nivel ecológico cumplen una función importante en la regulación del microclima, asimismo funcionan como filtros ya que absorben las grandes cantidades de dióxido de carbono que diariamente emanan los más de 300 mil vehículos que circulan en todo el estado de Tabasco. Dentro de la herbolaria regional y la medicina tradicional también han jugado un papel importante para curar diversas dolencias, por ejemplo, en las  comunidades chontales de Nacajuca y Villahermosa la hoja y la corteza del macuilies son empleadas para curar la disentería, diarreas, fiebres así como acelerar el parto; la infusión de su corteza sirve además para atender casos de diabetes, paludismo, tifoidea y parasitosis. 
En el estado de Tabasco o Teapa, no son apreciados lo suficiente a pesar de que estos han convertido en íconos de nuestro folclor, incluso aparecen en carteles de la Secretaría de Turismo así como en canciones y poemas. A diario se cortan cientos de macuilies, guayacanes y framboyanes, en parte porque ya cumplieron su ciclo de vida o para darle paso al desarrollo urbano como ocurrió hace un año en el Boulevard de Teapa con un árbol jacaranda.  

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